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Capitulo 8 El joven mago

Pasaron varios días de camino, durante los cuales Milhtred continuó un poco desanimado, aunque gradualmente su humor mejoró. Sara platicaba mucho con él, recordándole que hace poco tiempo tenían una vida normal en una pequeña aldea. Pero ahora esos momentos parecían tan lejanos. Era curioso como la vida de unas personas podía cambiar tan bruscamente como si se tratara de un sueño.
La próxima ciudad era Tharania y después de ella solo sería cuestión de una semana para llegar a la capital del reino. Antes de llegar a Tharania los jóvenes viajeros decidieron detenerse y salir del camino, era muy probable que en esa ciudad estuvieran esperando los guerreros del Rey, por lo tanto, sería mas prudente tomar un sendero diferente, aunque con eso les tomaría mas tiempo llegar a la fortaleza oscura. Milhtred se ofreció para explorar los alrededores mientras que Kadsuki revisaba el estado del carruaje y alimentaba a los caballos. Sara por su parte, se dispuso a preparar la comida.

Caminando sin rumbo por unos minutos, Milhtred llegó hasta un río. Al ver el agua cristalina, el muchacho decidió refrescarse un poco y usando sus manos para contener el vital líquido lavó su cara y su cabello. Mientras lo hacia miró a su alrededor y entonces vio a un muchacho que permanecía de pie a orillas del río. Algo que llamó la atención del joven portador de Forthia fue que el muchacho tenía cerrados los ojos y parecía estar meditando. Milhtred continuó observando con curiosidad y para su sorpresa el agua en medio del río comenzó a agitarse. Entonces, de forma violenta un chorro de agua fue expulsado por el río hasta alcanzar cierta altura para después convertirse una leve llovizna. Al ver eso, Milhtred no pudo evitar ponerse a la defensiva ya que recordó las habilidades de Garret para controlar las rocas, por lo cual el joven guerrero supuso que ese muchacho podía ser uno de los emisarios del rey oscuro.

El muchacho abrió los ojos y se dio cuenta de la presencia de Milhtred, entonces con una sonrisa lo saludó al tiempo que caminó en su dirección agitando la mano amistosamente.

–Hola amigo, espero no haberte asustado con mi entrenamiento –dijo con gentileza el desconocido.

–No te preocupes, no me asusté pero debo admitir que me sorprendiste –respondió Milhtred, intentando disimular su desconfianza.

¬–Pero dime como hiciste eso –continuó diciendo el portador de Forthia.

El muchacho sonrió ante la pregunta y respondió: –eso es muy sencillo para un mago.

Milhtred se sorprendió ante las palabras de ese muchacho, era la primera vez que el joven guerrero conocía a un mago. Solo había escuchado de ellos en los cuentos y aunque sabia que realmente existían no imaginó encontrar a uno en medio del camino.

–Mi nombre es Baduel, y vivo en Tharania, una ciudad al norte de aquí –dijo el joven mago.

–Pues debo decir que es un placer conocerte Baduel –respondió Milhtred –la verdad esta es la primera vez que veo a un mago.

–Eso es natural por que hay muy pocos magos en el mundo, el arte de la magia no es fácil de dominar por lo que la mayoría prefiere empuñar una espada.

Milhtred intentaba descubrir en las palabras del joven mago algo que revelara su procedencia, pero en realidad parecía ser un muchacho sincero. Por lo que decidió ser franco y preguntarle cuales eran sus intenciones.
–Dime Baduel, ¿Eres uno del los sirvientes del Rey oscuro?

Ante esta pregunta el joven mago se mostró sorprendido pero nuevamente sonrió y respondió con honestidad: –Yo no soy sirviente de nadie, aunque vivo en este reino así que soy súbdito del rey. Además de eso no existe ninguna relación entre nuestro soberano y Yo.

Al escuchar la respuesta del muchacho, Milhtred comprendió que Baduel no era un enemigo por lo que se sintió más tranquilo.

–Disculpa por mi falta de cortesía, mi nombre es Milhtred y solo estoy de paso. Me dirijo a la capital acompañado por mi hermana y un amigo que me esperan cerca de aquí.

–Aún les faltan varios días de camino –dijo el mago –si lo desean, Tú y tus acompañantes pueden descansar en mi casa.

¬–No te preocupes por nosotros, la verdad es que estamos acostumbrados a viajar –respondió Milhtred –aunque hay un favor que deseo pedirte, muéstrame otra vez la magia que utilizaste.

Baduel sonrió ante la petición de su nuevo amigo y accedió con gusto. Al tiempo que comenzaba su meditación, el joven mago explicó a Milhtred algunas cosas sobre la magia.

–Todo en este mundo, incluyendo a las personas, esta formado por la combinación de cuatro elementos básicos: fuego, agua, aire y tierra. Es necesario que un mago logre controlar a la perfección cada uno de esos elementos en forma individual para después manipular el resto de las cosas que lo rodean.

Baduel se agachó para tocar la superficie del rió con la punta de su dedo, después al ponerse de pie el agua ascendió cual si fuera una serpiente que mordía el dedo del mago. Luego de unos instantes se derramó como si fuese liberada de un recipiente invisible.

¬–Pero eso es solo el principio, un mago también debe aprender a transformar las cosas a su voluntad. Incluso para un mago experimentado sería posible convertir a un hombre en un animal, aunque tal magia exigiría demasiada energía por lo que la vida del mago estaría en peligro. Además, desde hace cientos de años esta prohibido usar ese tipo de magia en humanos.

Al escuchar las palabras de Baduel, Milhtred comprendió que Karlo y Garret habían usado magia para cambiar de forma, pero ellos no parecían ser magos, entonces recordó las palabras de Garret sobre el sello de la bestia.

–Dime Baduel, ¿Es posible que exista un objeto que permita a un hombre cambiar de forma?

La pregunta de Milhtred inquietó al joven mago, pero respondió lo que a su parecer era lo más indicado.
–Tal vez has escuchado acerca de objetos mágicos, por ejemplo: espadas, sortijas, capas y cetros. Pues bien, la verdad es que cualquier objeto inanimado puede ser usado como contenedor de hechizos mágicos. Aunque la intensidad de la magia y el tiempo que el hechizo perdura en dicho objeto depende de la habilidad del mago. Y la magia para transformar la apariencia de un hombre al igual que cualquier otro hechizo puede ser almacenado en un objeto.

Baduel hizo una pausa como si intentara recordar más detallas y después de unos instantes continuó su explicación.

–Me parece recordar que durante las guerras antiguas, algunos soldados portaban sellos o talismanes mágicos con los cuales podían cambiar de forma a voluntad, pero han pasado casi mil años desde entonces y yo nunca he visto esa clase de magia.

Milhtred escuchó intrigado la narración del mago y por unos momentos guardo silenció analizando todos los detalles.

–Veo que realmente estás interesado en la magia –dijo Baduel –desgraciadamente debo confesar que yo soy apenas un aprendiz, sin embargo si quieres puedes acompañarme a Tharania, ahí esta mi maestro, el puede explicarte con más detalle.

–Eso me gustaría, pero debo hablar con mi hermana y con Kadsuki –respondió Milhtred.

Para el portador de Forthia no había duda de que su nuevo amigo era confiable por lo que le pidió que lo acompañara para presentarlo con Sara y Kadsuki. Baduel aceptó con gusto la invitación y partieron de inmediato.

Cuando llegaron hasta el carruaje, vieron a Kadsuki con su espada en mano y a Sara detrás de él. Mientras que enfrente se encontraba un hombre vestido de negro.

–Cuidado Milhtred –advirtió el rey de los ladrones –este hombre es un enviado del rey oscuro.

Milhtred se puso en guardia desenvainando su espada, mientras se dirigía al lado de Kadsuki.

Pero sorpresivamente Baduel se colocó en medio de todos y sus palabras dejaron expectante al portador de Forthia.

–Este hombre es Lukor, mi maestro.

Texto agregado el 01-12-2006, y leído por 122 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
15-02-2007 emocionante. Sigo adelante. kone
 
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