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NOCHES DE LUNA

(ADVERTENCIA: PUEDE HERIR LA SENSIBILIDAD DEL LECTOR )

El camino está siendo un poco largo y extresante, hace tiempo que no veo la sonrisa de sus ojos posándose sobre mí...Recorriendo mi cara...Posando mil mariposas en mi estómago.

La luna me mira risueña, los pasos que doy son demasiado cortos, el verano fue demasiado largo. El camino se hace muy pesado. Quiero comprobar que no se han realizado cambios.

Llego a la puerta del castillo y voy subiendo las escaleras. Paso a paso,escalón a escalón, recuerdo a recuerdo, risa a risa y lágrima a lágrima...

Me dirijo hasta la puerta de la torre más alta, donde hacia tiempo solíamos encontrarnos. Encuentro al silencio. Ni rastro de quien espero. Llamo a la puerta, y espero respuesta.

- Pasa, la puerta está abierta

La voz ha cambiado, aunque solo en el timbre.

Tímidamente abro la puerta de una habitación aparentemente vacía. Echo un vistazo a mi alrededor aún acunada en el quicio de la puerta.

- Pasa, no tengas miedo - la voz vuelve a pronunciarse.

Sigo allí parada, como queriendo descubrir alguna mentira, alguna metáfora escondida en aquel sitio tan lúgubre. Las alas de la mariposa no se detienen, siguen revoloteando a mí alrededor, rozando mi cuerpo, como una ninfa traviesa.

Mis ojos curiosos escudriñan la habitación, acostumbrándose a la oscuridad solo interrumpida por la clara luz de la luna llena.

Entro, con cada guiño de quien me mira desde el cielo, voy acercándome a mi destino. Mis pies pesan. No me dejan ir más rápido. Sigo mirando el cuarto. Ahora que ya me he acostumbrado a la oscuridad puedo distinguir los detalles…
Miles de pétalos de rosas tiradas por el suelo ciernen un manto negro en torno a la cama y a cada paso que doy se va encendiendo una vela, acompañando con la luz a quien me guiña y aconsejándome por donde dirigir mi camino.
Llego al balcón y allí lo encuentro, esperándome, como siempre, contemplando a la luna en un rincón semivacío del balcón.

-Has venido
-Como no hacerlo
-Esperado muchas noches tu regreso
-La vuelta no ha sido fácil.

Sus brazos rodean mi cintura y espera. Se limita a observarme. Ver los cambios que se han producido en mi cuerpo a lo largo de los años. Clavando su mirada en mis ojos curiosos.

Me suelta. Me deja que lo contemple. Está igual que siempre, los años parecen no pasar por su fina piel de mármol. Sus oscuro ropaje estiliza aún más su esbelta figura.

Después de contemplarlo y de regresar unos cuantos años en el tiempo, él recibe mi abrazo. Parece que lo estaba esperando, pues me lo devuelve muy efusivamente, encerrándome entre los suyos y levantándome hábilmente como si de una pluma se tratase, como si no fuera más que una delicada muñeca y, abandonando a la luna, me lleva hasta la habitación… las rosas crugen a su paso.

Hábilmente sus dedos se van deslizando por mi cuerpo, despojándome de la segunda piel a la que llamamos ropa con suma maestría. Correspondiéndole mis manos en un acto similar para poder volver a contemplarnos desnudos. Su cuerpo firme me atrae sobremanera. Siento el deseo de que me posea, pero cada cosa a su tiempo. Cada minuto tiene su segundo y cada segundo viene acompañado del ala de una mariposa.

Miles de ellas siguen revoloteando dentro de mi estómago…

Siento sus cálidos besos recorriendo mi cuerpo, pasa por mis hombros muy delicadamente, suaves mordisquitos hacen que toda mi piel se erice… Sus manos pasean por mis pechos, manos que pronto serán acompañadas por su boca, que los besa y los mue, haciendo que el tiempo se detenga y miles de hormiguitas se paseen entre ellos y el estómago.

Las sábanas se adhieren a mi piel y mis uñas se clavan en su espalda. Sintiendo toda la sabiduría del pecado original. Sintiendo cada uno de mis vellos bailando una suave danza. Dejándome experimentar una vez más el paraíso de los sueños perdidos.

Se recuesta, quiero sentirlo en toda su intensidad, recorriendo todo aquello de lo que me siento dueña y soberana. Sintiendo cada resquicio de su cuerpo en mis labios hambrientos. Paladeando la golosina que encierra el más dulce manjar que algunos dioses han guardado para ellos. Ese néctar va derramándose por la comisura de mis labios, sintiéndolo latir, tibio, aumentando su espesura, mientras me arrodillo frente a él sintiéndolo mío y solo mío.

Al paraíso se llega en un segundo, los minutos se suceden en un desorden frenético que invade todos mis sentidos. Mis mejillas se sonrojan….Los susurros encierran palabras jadeantes, gemidos que anuncian la cúspide del placer. Cúspide que alcanzo una y otra vez a través de sus embestidas. La sangre se dispara. El corazón explota en cada latido. Bombardeando mi cuerpo derretido con mil descargas eléctricas por cada segundo, por cada latido.
El silencio nunca fue tan ruidoso, partiendo mi estremecido cuerpo, una gran intensidad me acoge en su lecho, cerrando mis ojos y, convirtiendo este placentero momento en único, mágico, ajeno a él y a la vez tan suyo…Dejando que todo pase y, cuando todo pasa, una tranquilidad absoluta invade todos mis sentidos, convirtiendo mi cansado cuerpo en una noche de luna.

Texto agregado el 01-12-2006, y leído por 160 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
04-03-2007 muy bueno y divertido neison
01-12-2006 Muy buen truco el de la advertencia, jajaja, ¿a quién no le gusta lo prohibido? OMENIA
 
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