Inicio / Cuenteros Locales / goldberg / Jacinto y su pueblo fantasma
En el viejo bar de Jacinto no sucede mucho en los días normales de la semana; no sucede nunca nada, pero Jacinto se avergüenza un poco de las circunstancias; me rogó que escribiera la versión que le cuenta a todos los que preguntan por la clientela, aunque nadie pregunta nada en ese pueblo…
El pueblo está a un paso de convertirse en pueblo fantasma… Todo está preparado para recibir el nuevo título: calles vacías polvorientas, muchas casas abandonadas, silencio absoluto, bolas de paja que ruedan de un lado a otro empujadas por el silbido del viento, aullidos de lobos en la noche. Sería un buen pueblo fantasma para los turistas, pero aún no lo es, por un simple detalle: los últimos habitantes, una buena cantidad, viven todavía en alguna que otra casa de madera apolillada; viejos canosos y de huesos porosos, con músculos atrofiados y dentaduras postizas.
Esos abuelos y abuelas viven separados, cada quien en su casa. Sólo se encuentran de vez en vez en el bar de Jacinto para celebrar el funeral de uno de los suyos.
Eso es lo que le mantiene el negocio a Jacinto: los funerales que con regularidad toman forma de fiesta al calor de los tragos y la música. Esos viejitos, al principio tristes y amargados, se ponen locos y bailarines, borrachos, como si celebraran de antemano su próxima muerte. Las propinas y el consumo hacen sentir que hay futuro…
El gusto no le duró mucho tiempo.
Poco a poco la clientela fue muriendo y en las celebraciones se consumía menos. Cuando sólo quedaron once abuelos decidieron hacer algo más tranquilo, sentados en una mesa del bar. Los viejos se miraban entre si, como queriendo adivinar quién era el próximo…
Los tres últimos celebraron sentados en la barra, con una cerveza. Se fueron temprano a dormir.
Cuando murió el último de los últimos, Jacinto se encargó de dejarle flores y tomarse una cerveza a la salud del finado.
Jacinto vive ahora en el nuevo pueblo fantasma. Ya aparece en el mapa Michelin como recomendación para los turistas.
Nuestro amigo espera paciente.
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Texto agregado el 01-12-2006, y leído por 609
visitantes. (13 votos)
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Lectores Opinan |
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10-03-2007 |
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BUENO, BUENO, PROBANDO 1,2, NOCTAMBULARIO |
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31-12-2006 |
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Nostalgia premeditada. Muy valioso su cuento. roberto_cherinvarito |
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21-12-2006 |
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Excelente cuento , con sabor a cuento. Felicitaciones. mapata |
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05-12-2006 |
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Muy bueno, merece 5 abrazos de oso, antes de eso le dejaré una par de frases de un cuentecillo que tengo por aca..."Así como vivo, pareciera que camino las calles de alguna Oficina Salitrera abandonada, áridas, secas de vida, pero también, carentes de recuerdos, ellas guardaron los pasos, no tienen memoria, quizá la perdieron con tanto sol que las abrazaron. Quisiera perder la memoria como ellas lo hicieron."
Allí en las oficinas salitreras, ni siquiera rueda alguna mata de alguna planta seca, lo unico que se ve, es el cementerio y sus coronas con flores de papel ya sin color por el sol del desierto. Su cuento, muy bieb elaborado y se ve en él, lo que va quedando en aquellos lugares en que solo los ancianos quedan para contarse las mismas cosas que vivieron juntos.*****
curiche |
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04-12-2006 |
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5***** madrobyo |
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