Desengañesé por si misma…

Era su frase preferida desde el momento que le regale en su cumpleaños aquel reloj, no era nada de lujoso pero era lindo y a ella le venia la correa negra en su brazo tan blanco, creo que era ella la que le daba distinción a tan pequeño artefacto.

Ella era la cocinera en la casa de mi abuelo y su buen trato hacia los demás, la hacia merecedora de todo el afecto que le teníamos, mi abuelo para todos sus cumpleaños se los celebraba como si fuera una mas en la familia, y en cierta forma para nosotros lo era pues con sus hijos nos criamos juntos y realizábamos las tareas todos en la biblioteca. Le tenia un real afecto a su reloj desde aquel día nunca vi que se lo sacara al menos que fuera a lavar los platos y en las fiestas de fin de año junto a su vestido de fiesta no podía faltarle como prenda el reloj, cada vez que le preguntábamos la hora ella respondía: “Desengañese por si misma”, yo en lo personal lo encontraba muy folklórico.

Nosotros le hicimos más regalos para sus otros cumpleaños, pero ella le tenía un gusto especial a él. Unos años mas tarde, cuando mi abuelo había fallecido y creo que fue una de las últimas veces que regrese a su casa, estando todos en la cocina, mi primo nos mostraba su nuevo reloj traído desde Francia por mi tío Félix. ¿Un reloj digital?, ¿Cómo es eso? Nos pregunto mientras Rubén se lo mostraba todo cachetón.

Después de observarlo dijo: “Uy! pero en ese reloj no hay palitos”, todos sonreímos y le explicamos que estos mostraban los números “Ve,- le dijo mi primo- en este momento son las 13 horas con 21 minutos”. Ella se quedo un rato pensando y luego dijo: “En ese reloj es mas fácil ver la hora, aun así me gusta mas el mío”.

Mi asombro fue muy grande cuando me percate que ella sacaba de su bolsillo del delantal, el mismo reloj que yo le había obsequiado para su cumpleaños. Ella me explico que se le había cortado la correa por tanto usarlo. Me sentí rara al ver el cariño que ella le tenía a mi regalo y solo atine a preguntarle ¿Qué hora es? Ella simplemente estirando su mano me dijo: “Desengañese por si misma”. Recién en ese momento me di cuenta de la verdad de aquella frase, ella nunca había aprendido a ver la hora pues nunca antes tubo un reloj, le pregunte que por que no nos había dicho eso, que a nosotros no nos hubiera molestado enseñarle o explicarle el funcionamiento. Ella solo me respondió “aun no es tarde”, así que estuvimos el resto del día realizando dibujitos para que entendiera como se leía, como se decía, hasta que encontró una forma cómoda de responder a una simple pregunta para algunos.

Esa misma tarde nos abrazaba como siempre lo hacia y yo no pude evitar preguntarle el porque de su cariño al reloj, ella me contó que cuando era muy niña su padre la había llevado a jugar a una plaza donde ella divisaba un reloj que le encantaba y que ese reloj le recordaba aquellos bellos momentos de su infancia, además de que hubiera sido yo la que se lo regalara (yo era la preferida).

Luego con mi primo fuimos a un relojero a cambiarle la correa y su cara cambio al momento de entregárselo y mas cuando se lo puso, se veía tan radiante como el primer día que se lo había puesto

Ya de eso casi han pasado 10 años que no la he ido a visitar, espero animarme pronto a ir, por suerte se de ella por medio de cartas que durante estos años nos hemos enviado, espero pronto ir a visitarla mas que mal mi cariño hacia ella no ha cambiado, y extraño mucho sus galletas con pizca de cariño, ternura y un montón de amor que nos hacia para la once o a la hora de estudio…