Llegaba como siempre, cansada, aburrida del camino y de cargar con la desidia. Subí las escaleras con pesados pasos, la lengua ya seca intentaba salir de la boca para poder respirar.
En ese momento comencé a notar un horrible olor desconocido para mi, realmente inhumano. Conseguí llegar hasta la puerta con aquel olor pisándome los pies, abrí, esperaba encontrarme con alguien, pero no fue así.
Dejé sobre el baúl la enorme carpeta y corrí hasta la cocina en busca de agua, fue el trago más confortable desde hacía tiempo.
Sobre la mesa pude ver una nota, me acerque y comencé a leerla, la letra me era muy familiar pero no estaba segura de quien podría tratarse, en ella pude leer "Tienes visita esperándote, trátala bien", me extrañé, no solía venir nadie a verme y mucho menos a esas horas.
Ande al salón creyendo que encontraría a la extraña visita, pero allí no estaba, sólo noté que el asqueroso olor de antes era más fuerte. Recorrí el pasillo buscando aquella presencia y obligándome a no respirar ya que a cada paso el olor se agudizaba.
Llegué hasta mi habitación, alguien había bajado la persiana y por ello tuve que encender la luz. Allí estaba Ella sentada sobre mi cama, silenciosa, con la cara torcida debido a su estado pútrido, pero la reconocí, sus ojos no habían cambiado desde la infancia, aquel brillo que los inundaba cuando esperaba impaciente el final de mis historias seguía inmutable, historias que en silencio escuchó y yo narré con mil preocupaciones tocándome las manos.
Te esperaba- dijo sin mover un solo músculo, tal vez porque sabía que si lo hacía su cuerpo se desquebrajaría como una vieja pared.
Hacía ya mucho que no sabía de Ella, en ocasiones la creí muerta.
No recuerdo cuánto tiempo pasamos en silencio, para mi fue eterno, ella con la cabeza agachada tarareaba canciones que aprendimos juntas, yo con los ojos empañados la miraba mientras alguien oprimía con fuerza mis entrañas.
Me habías olvidado?- rompió el silencio para dar paso de nuevo a su ligera voz.
Temblorosa no sabía elegir las palabras, al principio dije frases incoherentes, hasta que el alma me agarró la garganta y dije :
-No te olvide nunca, en ocasiones te busque por los rincones más oscuros con la esperanza de encontrarte en mis actos, pero no estabas, por ti o por mi nunca estabas, y llegó el momento de cerrar mis ojos.
Mis palabras brotaron sin acompañar a mi voz mientras me daba cuenta de que no recordaba su nombre.
Volvió el silencio en el que ella unía sus suspiros para darme respuesta.
-Nunca me hubieras encontrado al buscarme-su voz era cada vez más débil- escondí mi cuerpo en el bosque de tu recuerdo para dar paso a las noches que pasabas, allí, encogida como estoy ahora he pasado unos años consumiéndome a cada nuevo soplo de cordura y razón.
Ahora, vuelvo a darte los últimos besos y a decirte que he dejado dentro un trozo de mi piel cosido con las venas de mi pecho.
Sus palabras enmudecieron de repente, comenzó a perder el poco color que le quedaba, levantó la cara en lo que sería su último movimiento y cerró los ojos, entonces me di cuenta que su rostro volvía a tener la belleza de una niña.
Movida por cien impulsos bese delicadamente, notaba como sus mejillas derretían el frío en mis labios.
En aquel momento recordé su nombre, Inocencia.