Desde la tempestad de tu ausencia marchita nacen mis quejidos ausentes de amor y gloria,
Desde tu lejano cuerpo aparece mi infancia gobernando tus sueños como si el mundo fuera a terminar en un suspiro angelical y mortal.
Temía tanto estar dentro tuyo como temo mirarme al espejo…
Odié tanto tu aroma como odio ahora el mío, como odio el horizonte lleno de estrellas, como odio tu amor lleno de miseria…
Caminé una y mil veces por tu cuerpo desnudo como si fuera una gran hormiga asesina y hambrienta de amor, hambrienta del deseo onírico de tu angustia de hombre naufragando por los mares de mis caderas, perdiendo en cada momento el sentido de lo que es tu necesidad…de lo que es tu prioridad…ahora no soy yo…recuérdalo…no olvides mi nombre…porque yo no olvidaré el tuyo jamás…
Mis manos, estas absurdas manos que todo lo hacen, que todo lo destruyen escriben tu nombre en el aire como mis suspiros describen tu cuerpo, como mi aliento retrata tu sudor nocturno…
Mis pies, estos pies encadenados a tu altar de agonía negra y mucre por los años medievales…
Estos pies envueltos en sábanas amarillas con olor a cáliz, con sabor a ti, con color a ti, son para ti…pero no para perdonarte, sino para recordarte una y mil veces que nada es para siempre, que el fuego se apaga, que el día se extingue y que tú nunca lo supiste hasta ahora…
Las horas se hacen largas, los días eternos con dolor y amor derramado en el suelo…
Las horas…esas locas horas que nunca pasan, que siempre pasan, que jamás se olvidan…
El tiempo es así, comienza con el fuego, con el calor de una piel y luego se vuelve agua, se evapora y se vuelve a convertir en fuego eterno, dulce proceso de amarte en silencio…dulce proceso de odiarte gritándolo a los cuatro vientos…por si escuchas de casualidad mi verdad…
Los fantasmas te dirán quien soy, los unicornios te dirán donde voy, las hadas te dirán mi nombre y los dragones mis deseos hacia ti…
Los dragones te dirán que siento, como siento y porque siento así…y no de otra forma…sería más sencillo grabarlo en un papel, pero se destiñe…
Sería más simple tatuarlo, pero la piel no soporta esto frecuentemente…
Sólo espera en esa piedra sentado, fumando un leve cigarro con olor a menta a que llegue a buscarte si es que se me da la gana de volver a amarte en directo…
Bayerly®
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