Necesito profunda soledad para mitigar mi convulsión y suscitar el recuerdo de las puertas abiertas. Ahora camino sobre las huellas de un dinosaurio dormido –no tiene la culpa- para la portada del espectáculo oculto en un circuito de auditorios alcahuetas. Esa tarde, cuando en medio del cine transpirabas flores efervescentes de quinientas balas, yo dormía en el sueño de las botellas traslucidas de un vodka solitario. Desperté muy tarde para el encuentro de las voces que confusas se asfixiaban de tanto parto somnoliento; y vos, en la ventana mirando la noche tropezar, le decías a la luna que nos gustábamos.
Texto agregado el 29-11-2006, y leído por 81
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