CIERTO ES...
Hace un año él murió.
Tú te perdiste; y yo... yo sólo fallecí en tus brazos.
Pero, como toda historia, llena de todos los factores que crean un drama, también ha ido evolucionando y alimentándose de tiempo y perdón.
Por que el perdón es digno de aquél hombre que es grande, noble, humano y de valía eterna.
El perdón ayuda a amarse a uno mismo más. Ayuda a sanarse y alejarse de aquello y aquellos que le pueden atormentar, matar y torturar.
El perdón permite renacer, crecer y honestamente volver a ser más, mejor, mayor.
Hoy, viva en tiempo y espacio, me doy cuenta que soy la que nunca fui, pero siempre gritó calladamente, tranquilamente, desesperadamente.
Hoy, acepto que ya no quiero que el aire me queme más. Ansío el abrazo del sol y la calma del frío... ansío recuperar aquello q no era pero que aprendí a ser.
Hoy, soy tan mujer que aprendí a ver de frente (más de frente), aprendí a dar el paso más firme y a reconocer que:
CIERTO ES...
Hace un año él murió.
Tú perdiste más que nadie, por que así lo decidiste;
y yo... crecí (renací), aunque debo admitir que, absurdamente, sentí morir...
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