"Tan cabizbajos eran sus pasos que marcaban el tic tac de su reloj,
tan emblematicamente sola estaba su figura que ni siquiera su sombra osaba asomarse,
tan oscuro era su atuendo que la noche lo envidiaba,
tan profundos eran sus suspiros que la brisa desaparecía a su alrededor,
tan contrito estaba su cuerpo que los edificios lloraban humedeciendo sus concretas paredes...
Él simplemente estaba absorto en sus pensamientos y recuerdos,
murmuraba sollozos por aquellos que ya no están,
por que se fueron lejos y por que no volverán,
recitaba una canción esbozando una lágrima
por aquel amor que dio vida a su corazón y que ahora
cobarde, tenue e incólume se deshace con el tiempo...
De repente la marcha se detiene, su figura se desvanece,
la noche su único testigo oculta lo ocurrido...
sus suspiros se acortan y apresuran el palpitar de su cuerpo,
la tristeza acaricia su memoria y el recuerdo clava su puñal
en lo profundo de su ser...
En aquellos callejones asesinos yace un individuo
al cual le arrebataron la esperanza
y que murió de melancolía..."