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Créanme, no es fácil.
Ustedes lo saben, porque son tan cuenteros como yo quisiera serlo, y, seguramente, también, de algún modo, desnudan su alma en los escritos que cuelgan de esta ventana, exponiéndola al comentario anónimo, al elogio y la alabanza, pero también al insulto cobarde. Y lo siguen haciendo. ¿Qué nos impulsa a ello? ¿tal vez un escondido exhibicionismo? o tal vez la presión de sentimientos que pugnan dentro de nosotros y que ya no quieren seguir aprisionados en nuestras almas. No lo sé, ya he colgado muchos de mis andrajos al viento y sigo haciéndolo. Pero a veces, como ahora, me pregunto por qué lo hago. Por qué, en algún momento, me decidí a hacerlo.
Sí, es verdad, hubo una causa inmediata: Benhur había tomado un texto mío, sólo un divertimento, el “Requiem por Chile”, escrito como una parodia de Borges, utilizando como soporte un texto de éste, para desarrollar una pequeña historia que sólo atañía a un pequeño grupo humano con el que comparto afectos y recuerdos, y lo había insertado en otro texto suyo, con algunas alteraciones con las que no estuve de acuerdo, y por lo cual me decidí a registrarme en esta página para publicar el texto original. No tuve la intención inicial de seguir colgando otros textos míos. Siempre he escrito sin ninguna perspectiva de publicar (siendo un gran lector tengo la suficiente conciencia de mis limitaciones como escritor), pero debo confesar que, una vez abierta una ventana, la tentación fue muy grande.
De este modo, subí un defectuosísimo cuento, la “Travesía al fondo del olvido”, escrito hace ya ocho años, y que mezclaba las impresiones de una cercana experiencia con una fantasía que torcía el rumbo de lo que podría haber sido, simplemente, un relato descriptivo. Lo subí, más que nada, porque, en sí mismo, constituía una premonición de hechos que, años después, alterarían fundamentalmente mi vida, y que han sido (y están siendo aún) recogidos en los capítulos de la narración que he titulado “Nunca podrás saberlo”, especie de diario de vida de una historia de amor que empezó a tejerse hace ya 35 años, en mi adolescencia, y que sólo vino a ser una realidad cuando llegaba a los cincuenta. En la decisión de colgarla está presente, hay que decirlo, la casi impunidad que nos garantiza la virtualidad del medio utilizado, en que soy sólo un nik, Kucho, y en que, aparte de mi amigo Benhur, Rubén Cárcamo Bourgade, nadie me conoce ni conoce tampoco a la protagonista de esta historia.
Colgué también algunas otras cosas: poesías, algunos ensayos históricos. Pero, claramente, el mayor volumen de lo que he subido está conformado por los capítulos de esta íntima historia, que sólo podría interesar a alguien en la medida en que tuviera algún valor literario (obviamente, es una historia que, si bien puede tener alguna particularidad interesante, como las posiciones políticas y las historias personales tan contradictorias de los protagonistas, no pasa de ser la historia repetida de dos personas que, en su madurez, y luego de haber construido una vida, se encuentran y, por amor, deciden comenzar una vida nueva juntos. Nada de extraordinario, soy el primero en reconocerlo). Debo reconocer y agradecer los positivos comentarios que he recibido de muchos de ustedes, que no mencionaré por sus niks para no ser injusto con nadie. Pero, de todos ellos, quisiera señalar que hubo dos que me prendieron una luz de alarma. El primero, si bien elogioso, se preguntaba respecto de la pertinencia de ventilar una historia tan íntima, y cuyo contenido no sólo me afectaba a mí, sino también a Antonieta, a mis hijos, a los hijos de ella, y también a nuestros respectivos excónyuges. El segundo calificaba la actitud de Antonieta como la defensa de un status que no se quería abandonar. Obviamente, este comentario, del todo bien intencionado, se sustentaba en la información entregada por la lectura de los capítulos hasta ahora entregados, capítulos que fueron escritos hace ya dos años, cuando los hechos se encontraban en evolución, cuando nuestras respectivas situaciones conyugales eran aún asimétricas, cuando todo estaba aún por definirse. Es evidentemente responsabilidad mía someter a la crítica literaria un texto escrito por mí. Pero otra cosa es someter, gratuitamente, mi vida personal y la de Antonieta al juicio moral de personas a las que no conozco y tal vez, nunca conoceré. Y a esto no obsta el hecho que, en definitiva, tales juicios se expresen en el marco virtual de la internet. Es imposible asumir este marco sin pensar que, detrás de un nik, hay una persona que nos enjuicia no sólo por la buena o mala calidad de lo escrito, sino también por los aspectos morales involucrados en lo narrado. Y cuando ello se refiere a nuestra propia historia personal y de pareja, y no a una ficción, la carga resulta muy pesada.
Por lo tanto, aquello que, en un principio resultaba grato, como era ver publicados en internet mis escritos personales, hoy, a la luz de lo ya dicho, no parece serlo tanto, y pone en cuestión ese agrado y satisfacción personal obtenidos.
Créanme, no es fácil.
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Texto agregado el 28-11-2006, y leído por 258
visitantes. (11 votos)
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Lectores Opinan |
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27-01-2007 |
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estoy comenzando a meterme en esto y te felicito. No haré críticas por razones obvias. Un abrazo, Paka paka |
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04-12-2006 |
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Mi estimado amigo, cuando me sumerjo en esos capitulos llego a leer con mucho cuidado ya que es un relato tan intimista en el cual no es posible saber que es realidad y que fantasía ya que de ambas cosas nos nutrimos, la historia es como un vomito que va soltandose de a poco y por por ende nos tiene constantemente el estomago acido, con esa acidez que corroe cada pared de nuestro sistema.
Para nada es facil, no señor, de una u otra manera ns hemos ido conociendo y compartiendo, releia el comentario a ese cuento Adolfo, y son tan pocos los que conocen esa parte de la historia, la particular, la mía que sonreía ya que en su instante pensé que alguien (usted) iba a pensar lo que motivó el nombre y la primera parte del cuento.
Pero, a lo que iba a establecer que ¿quien podrá establecer una condcin etca o moral ante alguna conducta nuestra?, tambien me lleva a pensar ¿Que es lo correcto en estos casos? será el mantenimiento de una situacion que ya no da para más, ya que aun cuando queramos o queremos a la mujer que nos ha acompañdo por años y años y a los hijos que tenemos juntos, al mantener esa sitacion no nos hacemos daño y más aun no dañamos a los mismos seres que tanto queremos, pero, que la vida nos dice que hay otro camino y que hay que transitarlo o nos moriremos cada dia, cada instante, cada segundo.
A mi modo de ver, pienso que se debe transitar el nuevo camino con la cara en alto, Kucho, hay que terminar la historia y tal como digo, que es la fantasía y que la realidad, solo quien escribe lo sabe o a lo mejor, cree saberlo.
Ds novelas me han impàctado...La tregua, de Benedetti y El Túnel de Sabato.***** curiche |
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01-12-2006 |
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Creo que cada persona es dueña de hacer con su vida privada lo que se le antoje, pero debe asumir las consecuencias.
A mi respecto, algo que me ha llamado mucho la atención, es que suponen que lo que uno escribe es casi autobiográfico. En lo personal, una vez lo utilicé como idea para uno de mis escritos, el resto sólo es ficción. Medeaazul |
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30-11-2006 |
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No es fácil, pero nadie nos obliga, sólo el EGO... Un abrazo de oso goldberg |
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30-11-2006 |
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Kucho, entiendo muy bien lo que dices, no es fácil para nada, sé que lo que haces es difícil, aunque, como te dije anterirormente, pienso que al exhibir nuestras vidas en público forzosamente arrastramos a quienes la han compartido con nosotros y quizás esas personas no deseen mostrarse al mundo. Entre todas las categorías en que pueden dividirse los seres humanos, existe dos antagónicas: los extravertidos y los introvertidos. Yo pertenezco a la segunda especie, es decir que cuando escribo, al desnudar mi alma, como dices, la cubro con velos porque no soporto mostrarme tal cual, me es muy difícil. Me parece que tú perteneces al grupo de extravertidos, y por lo tanto, me imagino que tienes necesidad de exponer lo que eres, lo que sientes, tanto como yo de velar, de guardar en reserva mi jardín secreto. Creo que ambas posiciones frente a la vida pueden ser válidas si se expresan con integridad y honestidad. Personalmente admiro tu valentía, como por ejemplo, la de una amiga cuentera que quiso poner una foto de ella misma desnuda para simbolizar su posición frente a la vida, y que por ello tuvo que soportar ofensas de todo tipo.
Además, ¿qué es la literatura si no el desnudar su alma a través de metáforas y alegorías? Cabe preguntarse hasta dónde se puede llegar a mostrar nuestra vida real sin vulnerar la intimidad ajena. No sé si sabes que hace algún tiempo se supo que las cartas que un escritor francés (no recuerdo quien) escribió a su amante que era en realidad su compañera en el mundo artístico, fueron quemadas por sus descendientes, lo que resultó ser una gran pérdida para el mundo literario. La familia, herida seguramente, quiso borrar la 'dehonra' eliminando esos valiosos escritos. Por mi parte pienso que las exageraciones son nefastas, tanto en un sentido como en el otro. Te repito nuevamente que no desapruebo lo que haces, pero que yo me siento incapaz de hacer algo parecido, y creo que las dos actitudes pueden ser válidas. Además, por los comentarios que has recibido, veo que son muchas/os que siguen con entusiasmo tu narración y esa es la mejor prueba de que lo que haces tiene un valor, ya sea humano o literario, para quienes te comentan. Espero que nuestras opiniones te ayuden a resolver este dilema. Un abrazo con mucho respeto y cariño. Loreto. loretopaz |
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