Diur cuidó de su nieto desde que era un niño, pues su padre murió durante una guerra cuando apenas había nacido.

Le enseñó todo sobre la vida: cómo conquistar a un a mujer, a bolearse los zapatos y cómo usar una espada. Aprendieron juntos a disfrutar un helado en verano y a cubrirse en invierno, a cantar y no dejar que las lágrimas quemaran su cuerpo por aguantar una tristeza.

El abuelo sabía que Duer pronto sería parte de los hombres que sostendrían al pueblo ante cualquier dificultad, así que también le enseñó pasajes secretos en el bosque, caminos por donde podría huir con facilidad y algunos secretos acerca de los gigantes y seres mágicos que habitaban las tierras lejanas, pistas sobre quienes podrían ayudarlo mientras fuera un hombre honesto y amante de la vida y de la magia.

"Lo único que tienes que hacer es creer. Decía el abuelo con regularidad. – si no crees, la magia simplemente no aparecerá, y si los buscas con flores negras en tu corazón, los seres mágicos y nobles se convertirán en el mayor de tus obstáculos y la mayor de tus amenazas".