Diez pasos hacia arriba, diez pasos hacia abajo todos los días la misma rutina y el mismo lugar, el frío en esas épocas pega fuerte y más en las criaturas desangeladas como ella.

Diez pasos hacia arriba, diez pasos hacia abajo, los ojos le lloran por el frío y el cuerpo entero le tiembla pero no tiene otro remedio que seguir contando, los lamentos no se inventaron para ella y debe continuar,

Recuerdos lejanos y parecidos a espejismos pasan por su mente mientras una mentirosa sonrisa se posiciona en sus labios para no perder la costumbre y la clientela.

La gente que pasa a su lado evita tocarla, piensa que lo que hace es una enfermedad contagiosa, la gente hipócrita quiere olvidarse de que está ahí. Sin embargo escuchan retumbar en sus oídos sus gritos silenciosos. La gente no sabe nada y opina de todo y se cree el Dios en el que creen y la miran con una superioridad que no tienen.

Ellos la miran con ganas de acercarse y con temor a ser repudiados, algunos sienten pena, otros la desean y otros simplemente hacen lo que el resto de la gente pasan y fingen no verla. quieren olvidar que pasaron por ahí o que ella estuvo ahí.

Y mientras todo eso pasa a su alrededor ella pacientamente se dedica a recontar los pasos que ya tenía contados y a mirar de vez en cuando aquel vestido que no usará nunca.