Vos te creíste el cuento del prìncipe
con tu porte altivo y arrogante
siempre con la displicencia por delante
anda, vete al cuerno
y ya no vuelvas.

De tanto buscarte, días y noches enteras
al final he desistido
y sin quererlo yo he perdido
el calor, las ganas y la espera.

Me aburrì de besarte prìncipe,
ahora convertido en sapo
y prefiero mil veces
haber quedado hecha un harapo
antes de volver a mirarte.

Y sabes una cosa...
que gracias a vos he aprendido
que los príncipes son solo fantasía
y es mejor pasar cien veces la agonía
antes que vivir con un engaño.

Así es que...vírate prìncipe sapo
insano, autonegado y estridente
que la cruz del desprecio pese sobre tu frente
y que ahora tu sientas de repente
como hace estragos el olvido.