Creo que le estaba rogando demasiado, no era de esas, hasta este entonces, cómo sucedió, no pregunten, solo pasó y hoy no puedo pasar el tiempo al lado suyo sin que me ame. Quiero alejarme, pero si su respuesta es SÍ, no deseo irme, si es NO, por más que me aleje de todo, es como tiene que ser. No sé desde cuando comencé a sentir confusiones hacia ellos, pero fue con todos y nunca antes se me había cruzado algo igual. Yo deseaba tenerlo, por eso lo llamé, creí tener oportunidad, por eso me avalancé al teléfono y pregunté por él. Al oír su voz sentí cosas extrañas que pasaban por mis entrañas, no tenía malestar, aunque se asemejaba, no sé si era por lo que relataba mi amor, o porque yo sentía lo que se denomina estar enamorada. ¿Enamorada yo?, eso no podía estar sucediendome, no podía decirle lo que tenía en mente en ese momento, todo me traicionaba a mi alrrededor, no podía confiar ni en mis propias sombras, me espantaba la idea de pensar en el amor, la idea de ser rechazada peor aún.
Lo pensé unos leves minutos, que pasaron rápido mientras incaba mis uñas, en ese momento ilesas, en mi brazo izquierdo. Estaba cansada y quería charlar, lo necesitaba, sentí por un momento que decir lo que llevaba conmigo era lo mejor, ¿por qué no confesarle mi amor?, así lo hice.
Al principio solo se reía, recuerdo ese sentido del humor ácido para conmigo, solo venía hace unos días, parece que algo sabía de lo que sentía, igual yo trataba de que no lo sepa, ahora ya lo sabía y de mi boca. Mientras esperaba a que diga algo, tome un poco de wisky, mientras oscilaba entre la idea fija de 2 posibilidades. SI y NOOOOOO.
Hubo un rapto de silencio -Shhh- dije balbuceando y todavía tenía sentido del humor (cosa que nunca pierdo).
-Dale, decime- le repetía.
-En esto no te puedo ayudar princesa, sería muy egoísta de mi parte- esa fue su respuesta.
Eso que tanto esperé solo era eso.
-No importa, ya está- acoté , mientras le corté la comunicación. Menos mal que fue por teléfono, no lo hubiera soportado cara a cara. Me atreví a pedir ayuda, flagelarse de nuevo, no és la manera de solucionar el tema, como siempre, me entregué a la lluvia, tuve frío, pero me mantuve de pie hasta que se me pasara el mal momento.
-Yo tuve la culpa de confundirme- decía bajo el agua de lluvia, turbia y sin sentido del humor. Nádie poseía el suficiente sentido del humor como para calmar lo que de amor se convirtió en ira, una ira pasional, que no logro sacar de mi mente, destruirlo no estaba en mis planes, y mis capacidades de estar abierta a otras opciones no era mi forma de ver las cosas. No podía lastimarlo, sin embargo la sangre corría por el piso de machimbre, hace pocas horas encerado. -Lo arruiné de nuevo- así pensaba la mente de una jóven criatura que se sentía culpable, una jóven criatura que pasaba de estar bien a estar mal, de hablar a no hacerlo, el cerebro y sus complicaciones. Encaminarme ya no estaba en mis planes, encaminarlo era casi imposible