No me humillás como creés- decía entre mí, mientras repasaba los pisos con cera nueva. Solo decía eso en defensa de mis patrones. Se tornaba horrible el ambiente y todo era putrefacto. Aguantarlos ya era el fin del mundo.
Como buscar calma en una casa tan embrujada, y no necesariamente de espíritus, si no de malas personas, soy la única que se salva de la casa, y la única que limpia y acomoda, me amenazan todo el tiempo, pero sé que si los dejó, sin mí no son nada, aunque por un lado quedarme tiene sus ventajas, con solo ver a mi vecino por la ventana mis fantasías se completan, aguantarme todo hasta que llegue la noche, es lo mejor.
Limpiando se me pasó la hora, no había nadie en casa, solo la paloma MELODY, me servía para enviarle mensajitos al vecino, mi vecino preferido. La casa desocupada, la paloma para mí, la podía usar, un mensaje no venía nada mal. Escribí y lo mandé, decía así:
"-Mirá Vecino tus ojos me cautivan cada vez, tu vestimenta y tus rizos aún más, date vuelta, mirame y vení, si deseas tener algo especial-".
Así fué a las pocas horas estaba en mi tejado, no me pregunten como fue su audacia, pero llegó sano y salvo. Era exactamente igual a como lo imaginaba, tanta imaginación no, porque lo veía, de lejos, pero lo veía.
Nos caímos bien, se notó desde un principio, es más cuando recibí ese primer beso no me olvido más. La piel era suave, como la mía, su cuerpo precioso, se tornaba hacía mí con un gesto de censura, una obsenidad, así lo verían los demás, estabamos pecando y ni siquiera sabíamos lo que vendría después de todo esto.
Para mí fué extraño, era mi primera vez y solo tenía 13, mi vecino creo que 23, solo lo creía porque no le pregunte, era lo menos interesante.
Nadie podía enterarse de que nuestra piel se juntó, ilegal hacer esto, nos quemarían en una hoguera, o peor aún, moriríamos decapitados, nada me dejaba tranquila, debíamos terminar rápido, aunque era imposible, necesitabamos un rato más, sentía estar en las nubes y mi vecino también estaba satisfecho. Pocos minutos después una bocina se hizo sonar, ellos, nadie más podía ser a estas horas. Miré por la ventana y sí, lo que imaginaba, ellos y solo ellos, podían interrumpir este momento único e irrepetible. Nos vestímos, yo como pude, mientras mi tía se quejaba, él se escapaba por una ventana sucia y rota, sin embargo, a pesar de quejarme de ella, fue posible su fuga por ahí.
Mi tía vino como siempre, a insultarme porque estaba todo revuelto, me pegó como de costumbre, pero no pudo opacar mi sonrisa, le dije todo, le dije que alguien me quería y que iría a vivir con él, adonde sea. Se opuso, era de saber, pero yo estaba segura que al otro día las cosas cambiarían.
Se puso el sol y salí de la casa, fuí a lo de mi vecino, Daniel, así se llamaba y lo descubrí cuando toqué la puerta, se parece a su madre, delgada como él. Ël salió, pero me vió de criada y me rechazó, era imposible que no me reconociera, después de lo que pasó entre nosotros, no puede olvidarse. Las cosas habían cambiado. Volví vencida, me entregué a mi tía, bajé la cabeza y le dije que me mande como siempre lo hacía, estaba dispuesta a obedecer, como de costumbre. Me cargó porque se imaginó lo que pasaba, aunque no lo admití, ese es un secreto que quedó en mí, aunque el fruto de esa noche también está en mí, nadie lo imagina, pero está. Hacer, ya es tarde....Siempre lo és.