Al mirar hacia atrás en el tiempo los recuerdos se difuminan, una neblina turba la recreación real de ellos, pero se conservan los olores.
Creo que jamás podría olvidar el olor a tierra mojada que quedaba cuando llovía en mi pueblo, ni aquel olor peculiar que desprendía la casa de mis primos, y como no, el olor de la noche.
Las noches de verano nos sentábamos en la puerta, mientras los mayores hablaban, nosotros, en aquellos tiempos niños, jugábamos junto al río intentando cazar murciélagos, era una aventura excitante para nuestra capacidad de alterar las imágenes y las situaciones, poseíamos una imaginación sorprendente, capaz de todo en un pestañear.
Con el paso del tiempo, aquella imaginación dio su fruto en unas ganas incontrolables por inventar y escribir, y poco a poco encontré mi gran pasión.
Crear sentimientos con una fórmula mágica.
Poder describir una palabra que trasmita una imagen y a través de esa imagen poder expresar un sentimiento.
Tan sencillo como complicado, atraer a la gente mientras lee un texto tuyo, creo que el esfuerzo de la creación de el, es compensado mil veces si solo una persona lo lee, la sensación que se percibe o mejor dicho percibo es algo que me llena, sobre todo en estos tiempos que lo vulgar es lo mas corriente y correcto.
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