Aquel tiro fue certero bajo la inmensidad del campo. Su miembro inferior yacía ahogado en una sangre mortecina que no dejaba de manar. A su lado el arma homicida brillaba sobre la marea de un pasto enrojecido, mientras el cazador agonizante imploraba por su vida ante un error de cálculo...
Texto agregado el 04-02-2004, y leído por 286
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Lectores Opinan
11-02-2004
A ese cazador ¿No lo engañaria la esposa? Jajeji Bicos FranLend
04-02-2004
Alguien dice haber visto a unos patos silvestres forcejeando con el hombre. Incluso juran que uno de ellos puso en la mano del cazador el arma para que pareciese autoatentado. Simpático cuento que demuestra que ni el más certero de los cazadores está libre de salir herido. gui
04-02-2004
uffffffffffff
mala pata¡¡¡
besos dulce Anna monilili
04-02-2004
y no pudo llamar a urgencias porque no tenía cobertura ,je,je barrasus
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