¿Quién me enseña a caminar por sobre los volados?

Sin sobresalir, sin sobresalir.

No me pida señora que le hable fuerte porque no se hacerlo
Mejor pregúnteme por qué le hablo
Y por qué no estoy comiendo frutillas bajo el nogal.

Dígame señor por qué no saca su codo de mi pecho,
Por qué no cede el asiento a esa anciana.

Me cansa el no disfrutar el día,
El día que varía con el sol y con las risas
Con tus risas infantiles, hombre de ojos cansados,
Con tus abrazos imaginados
Consumados con una sonrisa mía
Y con un beso mío imaginado.

Que alguien me diga por qué llora ese pequeño si le han regalado un dulce
Que alguien me conteste por qué ese hombre asesina a su hermana

El mundo se ha vuelto loco
Y yo encerrada en mi pieza no me he asomado por el balcón para verlo.

Quiero contarle al amigo que no tengo
Las cosas que me sucedieron hoy.
Quiero abrazar a mi amigo y decirle
Que desde pequeña sufro por trivialidades.

Quiero contarle a mi primo
El momento exacto en el que me di cuenta que crecí.

No eres bienvenida ambigua soledad.