°¿Porqué los hombres son unos hijos de puta?°

-¿Porqué los hombres son unos hijos de puta?- atiné a preguntar mientras bebía la cerveza número diez.

-Porque las mujeres pecan de ingenuas y tontas- respondió con una sonrisa melancólica en los labios.

La lluvia caía con fuerza fuera del local, un aire frío mecía las palmeras en el boulevard de enfrente, casi no había gente en las calles, pero los video-bares estaban llenos, no había dormido, había pasado la noche bailando con un par de amigas en una conocida discoteca de la ciudad.

Tenía poco mas de nueve años sin verle, la última vez que cruzamos palabra fue para mentarnos la madre y azotarnos la puerta, la relación se había teñido de rojo intenso, durante dieciséis años de casados compartimos la misma historia en una relación rosa que lentamente se envenenaba con la monotonía, nunca hubo gritos, nunca discrepamos el uno del otro, compartíamos no solo la habitación, sino también los mismos intereses y gustos, el amor por la vida era mutuo, con la misma medida y de la misma manera, hasta esa noche en que al contestar el teléfono una voz femenina me reclamaba que él no estuviera con ella, a partir de entonces todo cambió, la desconfianza se reflejó en nuestras miradas por dos meses y aún cuando tampoco discutíamos, la frialdad del sentimiento terminó convirtiendo en un congelador nuestra casa. Cuando ya no se soportaba la indiferencia y el silencio, terminó yéndose no sin antes despotricar en mi contra mientras yo me cansé de mentarle la madre hasta azotárle la puerta, después de eso le llamé nueve meses mas tarde tan solo para felicitarle como nuevo padre, mas que por compañerismo, para echarle en cara que en cuanto tuvo oportunidad de acostarse con otra, se había olvidado de sus últimos dieciséis años y de mi. Era mas que obvio que no podía faltar a esa cita, había esperado por casi nueve años para expresarle lo que pensaba y en cuanto lo vi, lo único que atine a preguntarle, fue ¿porqué los hombres son unos hijos de puta?...

-¡¿Pecar de ingenuas y tontas?!, ¡cómo te atreves!, ¡¿al amor le llamas pendejismo?!....-

-¡No!, pero hay un dicho que dicta: “Las niñas buenas van al cielo, las malas a todos lados” y eso es bien cierto, mientras tu abres tu alma al ser amado y pintas tu relación como un cuento de hadas, viene la mala y le enseña a tu hombre lo que es vivir con los pies en la tierra, beberse los besos agridulces de la que tienes en casa y vomitar la pasión sobre aquellas que solo ves cuando te da en gana, es verdad que cuando tengas setenta y no atines a una sola erección al mes, con quien platicaras de cosas de familia será con la niña buena, pero quien te dará lecciones de vida será aquella que vivió a su manera y fue a todas partes.- Respondió sin dejarme terminar, yo, con la mirada clavada en las burbujas de la cerveza, pensé que tenía razón, pero que definitivamente pertenecía a la clase de niñas que van al cielo, nadie me había enseñado a vivir de otra manera y aún cuando aquél sex appeal que llevaba puesto en la piel le hacía creer a los hombres que pertenecía a la clase de chicas que van a todas partes, la realidad era muy lejana, el primer y único hombre con quien había dormido estaba sentado a mi derecha y no me apenaba aceptarlo en el pastel de mis cuatro décadas.

-Sabes, descubrí que alguien en quien tenía cierto interés, no tiene buenas intenciones- dije sin mirarlo siquiera –ayer me fuimos a comer y terminó mal interpretando las cosas, quizá tengo la cara de zorra, pero tu sabes que la realidad es otra, es este maldito sex appeal que ya no soporto, para muchas chicas el hecho de que sexualmente sean atractivas ha de ser muy bueno, cuando menos las chicas que conozco así piensan, que mas que una maldición debo verlo como un atractivo natural, pero para mí es mas molesto que eso, no ha sido fácil discernir entre alguien que tiene intenciones sanas a aquél que solo quiere cama.-

-Podrías usarlo para ir a todos lados…- dijo con esa sonrisa que tanto extrañaba acompañada de una larga risotada, yo con la cara enrojecida de ira lo miré con desprecio a lo que agregó: -era broma, no lo dije en serio, ¡¡¡es que estás tan seria!!!, ¡por Dios Marcia, nadie se ha muerto todavía, solo te topaste con otro hijo de puta!- terminó mientras seguía riendo.

-Sí… y a quién le vengo a hablar de eso…-

-Sí, a otro hijo de puta que terminó preñando a la primera que se le ofreció y que nueve meses después me hizo creer que era el padre de una niña hermosa que no merece una madre como la que tiene, otro que terminó dejando a su esposa una noche de diciembre, sabes, fue un error que estoy pagando caro, ya te había dicho que me divorcié hace dos meses y te cité aquí para que me recomiendes un buen abogado, tu como pediatra has de conocer alguno, voy a sonar a todo un hijo de puta, pero la cosa es que me peleó el hotel que tenía en Can-cún y no solo se quedó con el, sino también con las dos casas que compré en Cuernavaca, me dejaron pagando una pensión del setenta por ciento de mis ingresos y me difamó hasta el grado que nadie me quiere dar trabajo, ahora gano muy poco, apenas me alcanza para vivir y quiero demostrar que esa niña ni es mi hija, ni soy la persona que dijo que era, ella alegó maltrato físico, ¡Tu sabes que jamás golpearía a una mujer!, ayúdame por favor, eres la única en quien puedo confiar, te lo pido en nombre del amor que nos tuvimos cuando nos casamos, olvida el divorcio y lo que vino después, tu sabes quién soy y sabes que no soy tan hijo de puta…-

-Está bien, lo haré por aquellos dieciséis años nada mas…-

-Sí, no espero mas de ti-

Marqué buscando a una vieja amiga mía que tenía una notaría a su cargo, le pedí que viniera. Margarita llegó y se presentó con solemnidad, preguntó si el había bebido a lo que le contestó que no, le dijo que ella podía ayudarlo a devolverle todos sus bienes, que yo le había platicado la situación con anterioridad, que se había movido lo suficiente y que si el quería, en ese mismo momento podía certificar un testamento en el que me hacía heredera universal de todos sus bienes a su muerte y a la par le devolvería todo, aunque el hizo cara de no entender muy bien a lo que se refería aceptó sin mayor explicación, Margarita sacó unos documentos en los que se leía que el juez tal ordenaba la devolución de tal y tal inmueble, a el le brillaron los ojos y con una ansiedad que se le notaba le pidió los papeles, pero Margarita con gran astucia dijo:

-Te los daré en cuanto firmes el testamento en el que nombras heredera universal a Marcia-

-Sí claro, dámelo- se apresuró a responder e inmediatamente Margarita le mostró dónde firmar, no hizo mucho protocolo, tan solo certificó la firma como verdadera y anotó al final que estaba conciente de sus actos, en pleno uso de razón y sin ninguna presión de por medio. Extendió los documentos del juez y se despidió, dio media vuelta y se dispuso a salir, no sin antes volver la cabeza para decirle que revisara bien los documentos.

El se echó a reír con nerviosismo y yo clavé la mirada en las burbujas de la décima cerveza, el hojeaba el fólder y asintiendo con la cabeza pensó haberse dado por bien servido, incluso murmuró: “Sabía que podía confiar en ti, por segunda vez me lo has dado todo”, en mi interior una vocecita me repetía que ahora sí ya estaba todo en su lugar mientras que una pequeña lágrima de tristeza intentó escaparse por el ojo derecho.

-¿Qué es esto?...- Preguntó con incredulidad mientras sacaba un par de hojas de diagnóstico del fólder que Margarita le había dejado, yo sin voltear a verlo respondí:

-Nada a lo que no puedas pedir una segunda opinión, ¿recuerdas que te pidieron un examen de laboratorio en tu último empleo?, pues me tomé la libertad de pedir que se hicieran todos los análisis al respecto, en un principio quería saber el ADN de la niña y comprobar si en realidad no era hija tuya, y así es, no lo es, pero también te descubrí una infección mortal, llevé la muestra de sangre a varios lugares y todos confirmaron que te quedan unos dos meses de vida si te cuidas, temo decirte que está fechado hace ocho semanas… estás viviendo gratis…- Su rostro se fue poniendo blanco lentamente, mientras con la mirada atónita volteaba a todos lados buscando comprensión, se llevó el brazo derecho casi a la altura del hombro izquierdo y sin poder articular palabra alguna cayó de lado en el suelo.

Los paramédicos llegaron minutos mas tarde pero el infarto fue fulminante, las personas que estaban en el local le repetían a los policías que llegaron después, que todo había sido muy rápido, que ni siquiera se había bebido algo, que platicaba conmigo cuando se fue al suelo de lado, yo permanecía con la mirada en el piso mientras una vocecita en la cabeza me repetía: “las niñas malas van a todas partes… sobre todo siendo dueña de un hotel acreditado en una excelente zona turística y dos caserones en el mejor residencial de Cuernavaca”, tuve que fingir un ataque nervioso para poder sacar de entre los documentos el falso examen de sangre que lo hacía VIH positivo y agradecer a mi buena suerte que a ese hijo de puta le diera un infarto fulminante, pues con ello, mis planes originales se acortaron en tiempo…

...Si tan solo se detuvieran los hijos de puta a escuchar de vez en cuando... no todos los hombres son unos hijos de puta... ni todas las niñas buenas van al cielo...

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9/Octubre/2006
YLVH