“LAS FAMILIAS ARCHIPIELAGO”
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MARIODELAFUENTE@CHILE.COM

Quiero denominar así al grupo de personas, generalmente parientes cercanos y consanguíneos, cuyos miembros hacen vidas solitarias, aislados, pero cercanos , viviendo bajo una misma casa . No se trata de las familias canguro, en que los hijos se quedan hasta cuando son mayores, 30-35 años , siendo ya profesionales en el hogar paterno, usufructuando de los beneficios y haciendo nulo aporte.

Podría llamarlo FAMILIA MODERNA y no es el caso entrar a estudiar sus causas, pero en la práctica tenemos a los hijos, hombres y mujeres, haciendo “SU” vida familiar a la distancia, desperdigados, hijos, padre, madre, cada uno por su lado ,al interior del hogar, comiendo, trabajando, estudiando, descansando, entreteniéndose y hasta su vida sexual, en su dormitorio. Podría también llamarlo familias celular-dependientes.

Nos vamos a abstener de la guerra entre los padres entre sexos o entre clases sociales, porque éstas afectan transversalmente.

Se nota menos cuando existen hijos menores con absoluta dependencia de los padres y más cuando ambos padres trabajan y los hijos son estudiantes universitarios o económicamente independientes, dándose más en las clases media y alta.

Hijos menores depresivos o que abandonan sus hogares sin justificación aparente y jóvenes con problemas conductuales , bipolares y compradores compulsivos, por decir lo menos, son el resultado de padres ausentes, trabajólicos o simplemente, por ausencia del rol en cantidad y calidad, es otro de los componentes.

A nuestro parecer, los educadores no se han preocupado del lado funcional de la actividad mental y muy poco y cada vez menos de los programas de estudio y las autoridades se han desligado del problema privatizando la educación.

Llevamos varias generaciones enseñando a los niños sin antes haberles hecho sentir SU necesidad. Entonces el menor “estudia” para ser lo que el padre quiere que sea, que generalmente tendrá que ver con los ingresos y el “ supuesto” bienestar económico futuro.

Tenemos así, que se ha obligado con demasiada frecuencia a los niños que hoy ya son padres y abuelos, a poner en movimiento procesos mentales sin que ningún deseo de actividad haya sido previamente suscitado. Separando así estos procesos de su contextura vital, ejercitándolos en “blanco”, olvidando que no son más que los instrumentos de una función, considerándolos solamente en sí mismos, se les priva del dinamismo interno, que solamente puede asegurar el juego integral y eficaz del deseo personal y no paternal.

El desarrollo del individuo depende de la herencia por una parte, y del medio, por otra, que es todo lo que contribuye al desarrollo fuera de la herencia genética y los caracteres congénitos, sin querer entrar a la vieja pugna del “nativismo” o el “empirismo”. Este autor sostiene que los factores innatos concurren con los adquiridos a formar la personalidad y determinan su contenido. Siendo el carácter , el modo de ser peculiar de cada persona, finalmente, el que determina su desarrollo familiar y social.


La interpretación ambigua de los conceptos de SEGURIDAD y ESTABILIDAD ECONOMICA son, sin duda, en las familias acomodadas, el componente que gatilla al EGOISMO y al MATERIALISMO que encierra al individuo en sí mismo, individual y colectivamente, transformando a la familia en un archipiélago de islas, en que cada uno vela por sus propios intereses .

Padres que creen que siendo proveedores su misión esta cumplida e hijos “budas”, poco cooperadores que están acostumbrados a que los atiendan. Poca o nula comunicación son el condimento que falta.

La vocación de “padres” y “madres” : Es como el ejercicio de una profesión que debe responder a determinadas y profundas necesidades del alma, amor hacia nuestros hijos, mediante la prolongación de nuestro propio ser , ideal de renovación social, deseo de comunicar lo que se sabe, inclinación a mandar, a regentar, acaso deseo secreto de castigar, de hacer sufrir.

Sería interesante investigar si la satisfacción que experimentan determinados padres con la visión de los sufrimientos de sus hijos no explicaría la dureza excesiva o la crueldad de algunos. Que nos perdonen los no iniciados en las teorías freudianas, pero son legítimas, ya que emanan del fondo de los subconscientes.

Y los padres , con o sin razón ,desinteresados de la problemática familiar, desidiosos y abúlicos, por simple indolencia, por drogodependencias o por trabajólicos, obsesionados por el dinero.

No hay escuelas para ser padres, claro, y las que hay tienen una excesiva carga religiosa, inconducente actualmente, y se sabe poco sobre la vocación paternal, ya que muchos padres ni siquiera lo son por deseo, lo son por necesidad y hasta, en contra de su voluntad.

La psicología del padre, ( siendo padre quien cría a un hijo ) , requiere la aptitud para enseñar, por tanto primero hay que saber y después tener la capacidad para trasmitir lo que se sabe y luego, evaluar si el hijo tiene la capacidad y le interesa en su momento aprender. No se trata de enseñarle a mi hijo lo que yo crea que le conviene.

Requiere la aptitud para educar, que esta basado en primer lugar en el prestigio personal, disciplina, buenas costumbres, responsabilidad, sacrificio, sentido solidario, y en la empatía, etc. El padre debe inspirar sobre todo la afección o respeto que se consigue SOLO con buenos ejemplos, aunque estas sean acciones positivas o negativas, que tendrán el efecto inhibitorio sobre el desenvolvimiento del niño. El discernimiento, que es la capacidad de establecer entre el bien y el mal.

Y aptitud para juzgar, esto es, para ejercer un influjo sobre los niños hay que penetrar un poco en su mentalidad, en su alma, conocerlos, hay que comprenderlos, eso no significa que hay que concederle todos sus caprichos.

Cada padre debe ser un poco un antropólogo, es decir debe conocer la naturaleza humana, porque conocer al niño, a todos los niños, es comprenderlo mejor, es quererle mejor.

El animal como “muletilla” en la educación de los hijos es un buen sistema, la mascota permite a los padres ponerse a la altura de los hijos y a éstos en la de ellos. A ambos les permite, conjuntamente comprender otros comportamientos que no sean los suyos y la aptitud para calcular la consecuencia de su conducta respecto a uno de estos seres distinto a él.

Regañar a un hijo que ha ejecutado mal una orden , ha aprendido mal una lección o una acción sin haberse preguntado anticipadamente si la falta era simplemente debida a él mismo, a los medios , los tiempos o la lógica de la orden.

Cuando se trabaja con un animal es imposible ya que la educación esta fuera de su naturaleza.

Manipular a un animal es una buena escuela de tolerancia familiar, de paciencia, de dulzura, que nos enseña por otra parte, a medir la importancia de nuestras propias reacciones por medio del control de sus efectos sobre otros. No hay nada tan educativo para la toma de posición de la conciencia de nuestra conducta personal.

Pero seguramente, es el hábito, en principio forzado de las actividades comunes propias de la familia, comidas, juegos, hobbys o externas visitas a familiares, paseos, etc. las que evitan transformarse en FAMILIAS ARCHIPIELAGO.