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Inicio / Cuenteros Locales / escritor_de_memorias / EL AMO DE LAS ESPADAS (capitulo 6)

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Capitulo 6 Leyendas del norte

El dueño de la posada del Alba, Rokún, era un hombre que pasaba los 50 años y provenía de la región norte. Al parecer, ese hombre fue compañero de Kadsuki un tiempo, es decir, era un ladrón, pero debido a su edad prefirió abandonar tan peligrosa profesión para convertirse en mesonero de la posada, la cual compró al dueño anterior por una gran suma de dinero.

Para Rokún, fue una grata sorpresa ver nuevamente a su antiguo socio, por lo que ofreció habitaciones y comida gratis para él y sus dos acompañantes. Durante la noche comenzó la conversación, en medio de risas y brindis, las historias acerca de las proezas realizadas por el rey de los ladrones fueron narradas, como si fueran cantos épicos.
–Recuerdas la ocasión en que entramos a las arcas de lord Vadwing –dijo en alta voz Rokún, cuyas mejillas se habían enrojecido debido a las copas de vino. Sus carcajadas se escuchaban por todo el comedor, haciendo que los pocos comensales que se encontraban en las mesas aledañas lo observaran con curiosidad.

–No seas tan ruidoso Rokún –dijo Kadsuki, –no queremos llamar la atención.

–Perdón, no era mi intención –respondió el posadero, –pero dime donde conociste a estos jóvenes, supongo que Milhtred hace el trabajo que yo solía hacer cuidando tus espaldas mientras realizas el trabajo ¿No es así?

Milhtred intentó responder, pero Kadsuki se adelanto para confirmar lo que su viejo amigo suponía.

– ¿Y esta jovencita tan bonita es acaso tu nueva amante? –Preguntó Rokún –Siempre tuviste buen gusto, amigo mío.

Las carcajadas del posadero resonaron nuevamente, mientras que el rostro de Sara se enrojeció por la vergüenza.

–Estas equivocado –exclamó Milhtred –ella es mi hermana y por eso esta con nosotros.

–No debemos alterarnos –interrumpió kadsuki –estamos entre amigos y debemos brindar por eso.

–Tienes razón –agregó el posadero mientras bebía de un solo trago el tarro de cerveza que tenía en su mano.

–Dime Rokún ¿Recuerdas la historia que narrabas en ocasiones como esta? Preguntó Kadsuki.

–Claro que sí –respondió Rokún –la leyenda de la creación, el mito de los dioses nórdicos.

La atención de Milhtred y Sara fue captada de inmediato, mientras que Kadsuki sonrió y pidió a su amigo que narrase esa fantástica historia. Rokún aceptó gustoso y aclaró su garganta para comenzar con su narración.

–Lo que estoy a punto de contar sucedió hace mucho tiempo, antes de que el hombre cultivara la tierra y construyera ciudades, cuando aún no éramos capaces de hablar ni de razonar. En esa época existieron dos razas que dominaban el mundo: los gigantes de las tierras del norte y los dragones de las montañas del sur. Ambas razas eran poderosas, dominaban la magia y su tamaño era colosal. Sin embargo, por alguna razón existía un odio mutuo entre ellos. En una ocasión uno de los gigantes utilizó su magia para tomar la forma de un dragón y viajó a las montañas, se mezcló entre ellos para conocer mejor sus debilidades, pero contrario a lo que imaginaba, descubrió que había bondad en esas criaturas. El gigante quedó tan maravillado que decidió vivir entre ellos para siempre, además conoció a una dragona de la cual se enamoró. El resultado de esa unión fue el nacimiento de dos criaturas. Sin embargo el aspecto que tenían puso al descubierto la identidad del gigante. Al ser descubierto, los dragones se enfurecieron y le dieron muerte. Mientras que la dragona sabía que el destino de sus hijos sería el mismo que el de su padre, por lo que decidió huir, para protegerlos. La cólera de los dragones se incrementó ante el escape de la dragona por lo que decidieron atacar a los gigantes, quienes por su parte, debido al tiempo que tenían sin recibir información de su compañero infiltrado entre sus enemigos, supusieron que había sido descubierto por lo que esperaban el ataque de los dragones. La batalla que se desató duró cientos de años y no terminó hasta que todos los gigantes murieron y solo unos cuantos dragones lograron sobrevivir y regresaron a las montañas. Mientras tanto la dragona fugitiva y sus hijos permanecieron escondidos entre las nubes del cielo, pero después de tantos años ella murió dejándolos solos. La tristeza invadió los corazones de los hermanos, provocando que liberaran la magia heredada por sus padres. Fue entonces que se manifestaron en la tierra. Lo hombres de la antigüedad adoraron el poder de los hermanos y los llamaron Forthia, la ventisca y Kastner, el relámpago. Seres poderosos que habitan entre las nubes y que ocasionalmente dejan sentir su poder sobre la tierra.

Sara y Milhtred estaban maravillados con la historia que estaban escuchando y al reconocer los nombres de los hijos de la dragona y el gigante la sorpresa fue mayor. Pero la leyenda aún no terminaba, por lo que escucharon con atención el resto de la narración.

–Las tribus que habitaban en la región del norte rindieron culto a la tormenta y adoraban al dios relámpago y a su hermana la diosa ventisca. Hacían sacrificios en honor a sus deidades y construyeron templos en señal de alabanza. Sin embargo, existen en el mundo muchos espíritus desconocidos y algunos de ellos celosos por la adoración que Forthia y Kastner recibían decidieron atormentar a la humanidad, desataron plagas y manipularon los corazones de muchos hombres. Fue una época oscura en que la sangre de miles se derramó, parecía que el fin de la humanidad estaba cerca, pero un grupo de hechiceros se reunió en el templo principal del culto a la tormenta y suplicaron por la ayuda de sus dioses. En respuesta, Kastner se manifestó ante los sacerdotes reunidos y les ordenó que forjaran dos espadas con un metal oculto en las montañas, ese metal era el mismo con el que los gigantes construían sus armas. Además les dijo que viajaran a las montañas del sur y que mataran a un dragón para construir con sus escamas las fundas para contener el poder que habrían de depositar en las armas. Las órdenes fueron cumplidas de inmediato y a pesar de todas las dificultades y sacrificios, las espadas fueron forjadas y sus fundas fabricadas, entonces finalmente fueron llevadas al templo. Llegado el momento, los dioses aparecieron y bendijeron las armas con sus poderes. Pero advirtieron a los sacerdotes que no cualquier hombre sería capaz de blandir las espadas, solo aquel cuyo valor fuese lo suficientemente grande para enfrentar la muerte sin el menor temor lograría convertirse en el amo de las espadas.

Kadsuki observó con agrado el rostro de sus amigos, estaban totalmente concentrados en la narración por lo que se mantuvo en silenció y puso atención para escuchar el final de la historia.

–Muchos hombres lo intentaron pero fracasaron, el poder de las espadas era incontrolable y provocaba terribles heridas en aquellos que osaban empuñarlas. Mientras tanto el mundo seguía en caos, y cada vez más espíritus malignos aparecían para destruir todo aquello que se encontraba a su paso. Pero fue entonces cuando las esperanzas estaban perdida que un joven logró el milagro, el tuvo éxito en donde muchos guerreros habían fracasado, el se convirtió en el amo de las espadas. El nombre de ese muchacho era Valdum y ni siquiera nació en la región del norte, ese joven viajó desde una ciudad lejana llamada Tiznia. Él combatió a los demonios y los venció utilizando el poder de la ventisca y del relámpago. Desafortunadamente, tras vencer al último y más poderoso de los demonios, el joven Valdum resultó gravemente herido, por lo que con sus últimas fuerzas regresó a su ciudad natal y pidió a su hermano que ocultara las espadas, para que nadie que no fuera digno las pudiera encontrar. Después de eso el héroe murió y su hermano cumplió su promesa, escondiendo las espadas con magia pero conservó las fundas como recuerdo del valor de su hermano.

Rokún sirvió cerveza en su tarro y la bebió para luego terminar con su narración.

–Se dice que esas fundas han pasado de generación en generación entre los descendientes del hermano de Valdum, y probablemente son ellos los únicos que pueden encontrar las legendarias espadas, sin embargo hace 15 años pasó algo que nadie esperaba. Durante la batalla en la fortaleza oscura un hombre apareció blandiendo una espada mágica, y según algunos testigos esa espada era Kastner, el relámpago. Aunque los acontecimientos de esos días no están claros, además ese hombre desapareció al igual que el rey Khórhand. Por lo tanto, nadie puede asegurar que en realidad esa espada fuese una de las legendarias espadas de Valdum.

– ¿Estas seguro de lo que dices? –preguntó exaltado Milhtred. Pero Kadsuki sujetó el hombro del muchacho mirándolo fijamente. Milhtred comprendió que no obtendría mas información del viejo posadero y guardó silenció, mientras que Sara contemplaba la escena con expectación.

–Eres un gran narrador, Rokún –exclamó Kadsuki –mis amigos están impactados.

Las carcajadas del viejo, no se hicieron esperar, estaba orgulloso de la admiración que había despertado en sus espectadores.

Tras unas copas más, el posadero terminó dormido, mientras que Milhtred y Sara subieron a su habitación. Por otro lado, Kadsuki salió de la posada para observar los alrededores y comprobar que no hubiese peligro. Poco después él también se retiró a su habitación para descansar.

Esa noche Milhtred apenas y pudo conciliar el sueño, estaba muy emocionado e intrigado con la historia que había escuchado, principalmente lo concerniente a ese hombre misterioso que probablemente despertó a Kastner. Una idea rondaba la mente del muchacho, posiblemente ese hombre era su padre.

Texto agregado el 24-11-2006, y leído por 128 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
15-02-2007 Me intriga el misterio de las espadas. muy bien manejado kone
 
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