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¿Has visto las casitas plásticas de color rojo y verde del juego de Monopolio? Bueno, amontona muchas, pero muchas, y haz con ellas una montaña y te harás una idea de dónde vivo. Lo que puedo contar es feo y lo más seguro es que no querrás escucharme. Quizás sea más apropiado hablarte de mis esperanzas, pero quizás éstas sean ridículas y queden cortas al lado de la realidad de mucha gente. No soy culto, por lo menos no a la manera de otros, no sé hablar de muchas cosas que desconozco, todas mis energías se me van en el intento de sobrevivir; sin embargo esto último constituye una muy elaborada cultu8ra que quizás a ti no te interese ¿Sabes acaso tú cómo leyendo las líneas de un rostro si vale la pena o no amenazar a esa persona con una pistola para sacarle alguna cosa? Por supuesto que no lo sabes, no te ocupas tú de esas cosas, es una ciencia saber a quién amenazar con una pistola y a quién no, porque siempre existen peligros. Te respondo a la pregunta ¿Sabes a quién? Se amenaza con una pistola a quien no tiene líneas en su rostro, esos rostros sin surcos, sin embargo muestran a veces dientes y algunos hasta imploran. Matar o no es una cuestión moral, otros se sienten obligados a ello, “Cuantos menos…” Lo sé, no lo hacen a propósito, pero cuantos menos…, hay mucha ignorancia de parte y parte y mucho, pero mucho deseo de asesinato “¿De justicia?” dirás tú y yo sólo podré reír bajito, de justicia no, de asesinato. Se me hace imposible que haya deseos de justicia, en realidad no es justicia, es venganza: asesinato. Olvídate por favor de tus gestos de caridad, no te envidio, no a ti, ni a tu modo de vida, pero vives; quien está siendo ahogado no envidia el aire que respira su asesino, sólo desea retirar esas manos de su cuerpo ¿Entiendes eso?, no es querer su aire, es querer aire. No conozco muchas cosas, quizás tú sepas más cosas que yo, pero estoy seguro de que más de la mitad de las cosas que sabes son mentiras.

Imagínate que un ser humano se adapte a la miseria, todo en él será miserable, la gente se asusta, porque no conoce él otra cosa y, aunque tenga y aunque viaje y aunque se mude de residencia a una casa con piscina no dejará de ser un miserable, sólo cambian sus ojos que en lugar de mirar con odio hacia arriba, ahora mirarán con desprecio hacia abajo.

En este momento estoy sentado en un banquito que oscila y mi cuaderno está sobre una mesa de un metro cuadrado pintada de un verde claro de mal gusto que se está descascarando, a mi lado derecho hay un televisor con el volumen puesto muy alto que está pasando una novela del canal cuatro, no es que mi familia esté sorda creo que es porque desean estar completamente envueltos en ese mundo, sueñan con eso sabiendo que no pueden; mi madre y mi hermana se rascan la piel ¿sabes lo que te estoy diciendo? ¿No lo sabes o no quieres saberlo? Te dije que lo que quiero contarte quizás a ti no te interesaría. Hay olor a orine en todas partes y subimos el ventilador al máximo que traquetea. Mi padre quiere que por yo saber escribir y que por tener buena labia, según dice, haga amigos ricos para así pedirles dinero, los estudios no, los estudiantes “Por tu madre…” Así me dice mi padre, tengo suerte de ser macho para no terminar convencido de volverme prostituta; sin embargo, si mi hermana termina en eso juro que la mato, mi padre observa esperanzado el crecimiento de sus senos y hace un esfuerzo considerable por hacerla sentirse bonita, buenota, para hacerla sentir que vale. A mi lado izquierdo hay una ventana abierta por donde constantemente entra el viento, no tiene vidrios solamente una maya de alambres colocados verticalmente y horizontalmente muy apretados que forman infinidad de cruces… ¿Jesús era de verdad rubio con los ojos azules? Mi madre dice que sí y mi hermana sueña constantemente con eso, le gustaría levantarle el trapo, una vez la pillé haciéndolo, es su única esperanza, lo sé, y por eso no le caí a coñazos.

Bueno, dejo de escribir, esta haciendo luna nueva y las calles están oscuras y debo salir de casa. Quédate en tu casa esta noche, después me cuentas lo que hiciste, quizás podremos ser amigos, tengo cosas que contarte.


Texto agregado el 23-11-2006, y leído por 88 visitantes. (0 votos)


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