emergiendo de la sensación del labio, la perforación levitaba el orgasmo en el vientre.
la mano envuelta en el guante de látex, buscaba el orificio de reinicio. alentando sus pulmones, la desgarraba confusamente.
las cenizas que emanaban de su vagina, perfumaban la habitación de papel. sulfurando el viento de la vulgaridad, cicatrizando el sufrimiento del vaho compartido.
Mi viento manchó las cortinas de sangre. Rápidamente se desangró en la hiedra venenosa, y escupió la colilla atorada en su diente frontal. Una brisa de silencio derritió los poros con dificultadas para respirar, últimos en el beso perdido de la tercera cogida.
sencillamente, apretó el tornillo, desprendiéndose del apoyo en la cabecera. arrullando su rencor en el condón no usado, rasguñó la succionadora. ahogando el pulso en el cubismo inconforme.
constantes imaginarios, disfrazados de pornografía. uno a uno revelados, en los suspiros del mantel.
despertando con cada empuje, gritando cuando a alguien le interesaba.
convocando la tragedia griega, invocando a la plegaria no tan adecuadamente.
el azufre que sudaba en los cuerpos prendía la chispa del silencio, segundo a segundo descendiendo en humo. inhalándose en murmuro.
rozando suavemente la lengua del diablo, estiró sus piernas a él, salpicándolo de agua roja, perfeccionando su canto. ¡Una vez más! ¡Cada vez más profundo! vertiendo las flores de cempasúchil en su lecho de calaveras.
..la cenicienta, bajó con sus pétalos de sombrero y el reflejo de la escalera. naciendo de un par de lágrimas, abría los ojos y perdía su amor... conformando el adiós de sus pestañas, alumbraba el camino a casa al alma perturbada.
abrigó sus lubricantes en la cartera sin dueño. ¿Quién gritará por una eternidad? abandonando el resto de la flor...
tocando ligeramente su rostro arrugado, las pantimedias baratas, y el rigor mortis.
del polvo que tornaba su cuerpo invisible, las alas petrificadas hundían el llanto debajo de la cama. riendo en calzones, ahuyentando sus piojos, membranó amnesia para olvidar su albedrío.
brincando estrellas, extravió su recuerdo.
rompiendo ramas incineradas en la galaxia bañada en penumbra.
rompiendo las hebras de su restante cabello, inflaba su corazón y entonces acariciaba las manos de su aborto.
maquillada para oscuridad, regresaría en mil años por la germinación de sus últimos alientos...
inmortalizada, renació por sus semillas. fulminando las escarificaciones de su muerte, siempre recordó en que asteroide estaba...
flotando en la tierra rebanada, sopló los instantes que darían a luz, justo antes de caer su cabeza. exhalando para que moviera su diminuta mano.
tendiendo su última fotografía concedida, voló con el fantasma de su hijo, lejos de los 1000 años de ausencia, solos por fin, en la gravedad de belleza.
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