Erigiré una atalaya de azuladas piedras
Con cada beso derramado desde tu boca
Cubriré todas sus tapias con rojizas hiedras
Arrancadas desde tu cabellera inequívoca

Morare en la torre edificada al fin del día
Y esperare el eco de tus pasos calurosos
Con un delicado menú te alimentaría
Y al fin sonrías exhausta sin ojos llorosos

Te guiare dentro de mi alma desinteresada
Para que veas tanto cariño atesorado
Y encuentres así el secreto de todas mis gracias

Tiéndete desnuda en la sabana improvisada
Y acaricia mi piel con tu cuerpo inexplorado
Y déjame re dibujarte con mis caricias