Niña, sutil transparencia,
con alas de mariposa
te diseñaron el alma,
con suspiros de azucenas
se fue alimentando tu espíritu,
los árboles rumorosos
inspiraron tu humildad,
una primavera hechizada
se quedó a dormir en tus sienes,
se fue envejeciendo el tiempo
y tu conservaste el encanto
de una niña que, mujer
se estremece de nostalgia
por la candidez perdida.
Niña, el mundo es una hosca mueca,
sobreviven en él las miserias,
pero también florecen las rosas,
algún golpe traicionero
te destruye un cristal adentro
y de inmediato tus lágrimas
fluyen en ti como río caudaloso,
niña, la envidia es como el pan
está fresca cada día,
pero también la esperanza
crece a la vera del camino.
Niña, la vida es esta y no otra
y debemos amoldarnos
a su forma y contenido,
debemos eludir las trampas
que nos colocan al paso,
debemos presentir el odio
y también oler un jacinto,
debemos asumir las amarguras
y saborear con afán las mieles.
Niña, abre las cortinas de tu casa,
asoma tu rostro a la vereda,
sonríele al mendigo y al potentado,
y si una mirada cruel te apuñala,
no dejes de sonreír y comprende,
que son muchos los que no poseen
el candor que a ti te engalana,
niña de mirada triste, seca tus lágrimas
y apura un trago por la mujer,
por la musa que describe al mundo
con la tinta cárdena y noble
de su corazón enamorado…
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