Escondo mi tristeza bajo mis párpados cansados,
tengo miedo que escape y empape mi piel,
mantengo la mirada baja para que crea que duermo y retorne ella al rincón suburbano de mi mente...
Tal vez algún día ya no intente más escapar en llantos y quede resignada a ser parte de mí,
sólo entonces podré mirarte a los ojos y leer en tu mirada ese secreto que guardas en tus pupilas cansadas; ese día sabré si haz llorado eternamente o si ese secreto se ha diluído entre tus lágrimas...
Texto agregado el 22-11-2006, y leído por 102
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