T u voz,
susurrra del otro lado de la noche,
arañando respiros;
respiros que en un tiempo
fueron tuyos
y hoy escapan de ti, de tus dominios.
La voracidad de tus carencias,
suelen morder mi herida
hasta dejarla seca,
coagulada de insomnio.
Tu voz,
la del olvido,
se instala en las paredes de mi siesta,
en las sombras que forman los jazmines,
y aun así,
conociendo tus garras asesinas,
mi piel muere de pie,
y mis ojos se alargan,
por los balcones quietos que rodean
tus artificiales alegrías.
Si supieras
que bailo en tu recuerdo
y en tu pobre y siniestra cobardía,
esa que poco a poco va surgiendo
y deja tu mirada descubierta y vacia.
Tu voz,
ya no provoca mi sonrisa,
ni el llanto que algun dia formo parte,
de un ritual silencioso,
al que yo me rendía.
Siempre en la pura y contenida oscuridad del dia,
tu voz
me arquea la espalda suciamenete,
aunque hay errores que nos purifican.
Y hoy descubri sin pena y sin poesía
que tu voz ya no influye,
en mi rutina pobre pero digna...
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