Jacinta envolvía el regalo para la fiesta de navidad de doña Pancha poníendole el moño rojo que venía con el presente que su tía le había dado para su último cumpleaños, cuando su hijo menor Sem entró atropelladamente al cuarto a pedirle dinero para el helado que la carretilla de el señor Felix anunciaba. .-No tengo en estos instantes.- respondió calmadamente Jacinta, mientras ponia el regalo en la mesita de noche, .- Pero tu me prometiste en la mañana que me darías para mi helado.- exigió Sem en tono altanero. !este mijo es el reflejo de su padre! penso, mientras sacaba de su vestido unas monedas.
Satisfecho de su cometido, Sem se dirigió a la carretilla que esperaba pacientemente en el corredor externo de la casa donde vivian. .-Deme uno de fresa.- demandó con una cierta sonrisa. Felix era conocido en el barrio desde hacía 3 decadas por dedicarse a vender helados que el mismo fabricaba en su casa de la colina. Era viudo y su único hijo que alguna vez tuvo murió atropellado por el tren bananero en una de sus frecuentes borracheras. Desde ese trágico evento, Felix , frecuentemente dormía con una careta roja y practicaba la magia negra para evitar que el espiritu de su hijo se lo llevara, según le había dicho el brujo del pueblo. A pesar de que todo esto era un secreto a voces, Jacinta no se atrevió a prohibir a Sem, comprar su helado diario.
Aurelio