Oh vida!! lamento lo que me da esta vida, repetía una y otra vez JUan Carlos, un muchacho lleno de vida, juguetón, increíble en su manera de andar por allí, recto en sus aficiones, nada de vicios, se acostumbraba a dormir muy temprano para salir velozmente al día siguiente a la Universidad.
Poco a poco Juan Carlos se hacía hombre, disfrutaba del mundo que sus padres le habían enseñado, pero en sus ojos negros profundos, pestañas pobladas, se reflejaba un niño aún indefenso. Cierta mañana Aura Leticia, su madre, apegada a él por mucho tiempo, lo llamó de urgencia...la noticia impactó su interior: "tu padre está muriendo en la cama de un hospital", colgó el teléfono, unas lágrimas brotaron de sus ojos, y ya se veía en el tren camino a la ciudad lejana en que sus padres estaban. Juan Carlos siempre se había quejado de la vida, si esto, si lo otro, cada aspecto empañaba su vida, era como una figura siniestra en él, nunca era feliz, siempre veía todo con el menor o mayor defecto que existiera, y todo lo tení apara ser felíz, todo menos el amor de aquella muchacha que de adolescente había arrebatado ese corazón juvenil...Ahh vida está, se decía en el tren que cruzaba los valles más distantes que él había imaginado. En camino al hospital, una anciana le mostró su brazo mutilado, su rostro desfigurado por un incendio que le afectó cuando ella muy joven trabajaba en una fábrica a fin de mantener a sus hijos..Ahhh vida verdad? le decía Juan Carlos, pero la anciana corrigió la expresión dicha por él.."si, vida, disfrutala hijo mío, tienes todo un porvenir, pero sé feliz, mira hacia el frente, no mires atrás", con estas cálidas palabras de aliento, Juan Carlos siguió su camino, en el transcurso del sendero, un niño lloraba por pan, su madre no estaba con él trabajaba indefensa por llevar ese pan a la boca del pequeño, Ahh vida!!! decía, siguió de largo, y en su billetera llevaba unas monedas que hubieran sustentado el estómago hambriento y el corazón desvalido de aquella alma...Ahh vida!! pero porque me resisto a vivirla? , mi padre muere en la cama de hospital, yo sin hermanos, ni familia, y una madre que envejece cada día...
De repente en el tren, un hombre le comparte su vida, su experiencia, "¡sàbes muchacho?, muero lentamente, mi vida está corta, tengo un cáncer terminal", "disfruta la vida, sábela vivir, vive día a día".
Juan Carlos se fué al hospital llorando por la tormenta de la vida, pero más que ello por no haber sabido disfrutarla al lado de sus padres, por haber vivido a mil por hora, por haber derrochado su vida aunque de manera correcta según él. Su padre había fallecido y dejó una carta" Juan Carlos disfruta tu vida, yo no puedo hacerlo por tí, sabe vivir, vive el día, porque mañana, podrías ya no estar para hacerlo, te ama por siempre...tu padre"
Aquella lección de vida,permitió que aquel Juan Carlos fuera hoy un hombre de bien total, viviendo día a día.