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Inicio / Cuenteros Locales / milonguera-regiomontana / Del tango III

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Cuenta mis latidos
a la par de tu respiración.


La música son matemáticas, me dijo Miguel muy convencido por la tarde, y esos tangos que tanto te gustan no son más que un ritmo de tantos compases a tantos tiempos, silencios...todo son matemáticas. Asentí bajando la mirada, aunque quisiera negarlo aprendí a bailar contando “ Paso básico a ocho tiempos con traba en el cinco ¡y el uno es más largo!”- podía escuchar en mi cabeza la voz de mi instructor-“ hay que hacer pívot en los ochos” “los cortes en cuatro son un buen final”; y me fui a la milonga arrastrando el desencanto de lo que había descubierto: la vida es irónica, bajo las profundas letras no había más que aquello que aburre a los niños en las escuelas y a mi en la oficina, ¡ eso es lo que me distrae los viernes! Llegué con las pocas ganas que aún me daba la idea de saludar a los amigos, al verles ahí, felices, despreocupados, tan diversos como los estados de ánimo reunidos por una misma afección. Me sentí en familia. Me acogieron en su charla y hasta hicieron reír un par de veces. Entonces llegó un matrimonio de jóvenes, exhalando amor se abrazaron despacio, meciéndose por unos segundos antes de adueñarse por completo de aquel vals que los cobijaba. Nada tan bello como sus pasos, eran el pulso de los violines y el bandoneón. El imponía la marca del compás, ella le respondía con cadencia. Avanzaban juntos, abrazados. Era una comunicación secreta , casi íntima, que los llevaba a otro plano, a un tiempo que se detiene y eterniza a la vez, en pasión que trasciende, en sensualidad y afecto, en compañía.

No les dije nada, ni siquiera aplaudí al final junto a los demás pero les agradecía, ahora recordaba porqué volvía cada viernes, porqué a pesar de todo.

Cuando volví a casa Miguel tocaba el piano, en un intento por atenuar el comentario de la tarde tocó unas notas de Gardel para mi. Fui a sentarme junto a él y me besó sin dejar de tocar, acelerando un poco la velocidad en sus manos. Al terminar la pieza comencé a decirle que el tango no son solo matemáticas pero antes de explicarle puso su mano sobre mis labios y me dijo al oído: no, lo sé de cierto, el tango también sos vos.

Patricia García
Octubre 2006


Para Carlos y África,
que llevan la esencia del tango a flor de piel

Texto agregado el 21-11-2006, y leído por 105 visitantes. (4 votos)


Lectores Opinan
22-11-2006 Hermoso cuento romantico. jonh
 
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