Este escrito pretende clarificar algunos conceptos íntimamente relacionados, que nadie debería confundir. El conocimiento de estas ideas no nos permitirá clarificar nada.
Lo siento.
• Amante: persona que recorre tu piel con avidez, con deseo, con avaricia, con ansia de sexo, con disfrute, con o sin amor, sin intención de terminar. En caso de no poder hacerlo te hace sentir que es eso lo que desea, que es lo mejor que podría estar haciendo cuando está contigo.
• Amador: persona que recorre tu piel frotándola, con el deseo que le permiten sus otras ocupaciones, con ganas de sexo, con disfrute limitado, con o sin amor y con toda la intención de terminar, para haberse sentido dador o receptor de placer. En caso de no poder hacerlo, te hace sentir que el sexo no es tan importante, que se puede estar haciendo algo mejor.
• Compañero/a: persona en tránsito que comparte la vida contigo, que disfruta leyendo en tu interior frases que tú no has escrito todavía, que cuida y permite ser cuidada. Esta persona hace del descubrimiento de la otra su proyecto de investigación vital. Pulsa teclas invisibles para hacer sonar melodías que su acompañante desconocía que estuviesen en su propio interior. Tensa cables hasta el punto de la ruptura interna, sin que el desmorone llegue a ocurrir, mas que momentáneamente y siempre con posibilidad de recuperación reinventada. Inyecta fuerzas, que mueven. Y… sobre todo acompaña y conoce a su elegida compañera de vida, sin engaños, sin escondites, sin incómodos velos negros ocultos e imposibles de abrir.
• Acompañante: persona que comparte la vida con otra, que disfruta de su compañía, que cuida y permite ser cuidada. Esta persona hace de la convivencia uno de sus proyectos de vida. Intenta conocer a su acompañante, aunque ya ha desistido en el intento de pulsar teclas invisibles, de tensar cables, de inyectar fuerzas. Puede ser un antiguo o un futuro compañero.
Para elegir, elijo un compañero amante, por este orden. Alguien que comparta mi vida, que me pulse (en el sentido freudiano de “pulsación”), que elija desentrañarme con respeto y curiosidad, que me aproxime al caos y a lo sublime, que me escoja como su propio estudio vital (estudio como lugar físico y como ejercicio intelectual). Que me ame con la avidez del sexo inacabado e inacabable.
Para vivir, me quedo con lo que tengo, un acompañante en tránsito a compañero-amador- y antiguo amante, por este orden. Yo soy una acompañante-antigua amante-compañera-amadora, por este orden.
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