Esperando a que el sol vuelva a salir
mordiendo las puntitas de cada segundo
dando cucharadas frias al tiempo
que se vacía como una tarrina de helado.

La penúltima cucharada se hace lenta
la que bordea entre las paredes dulces
la que lames del revés, impaciente
el penúltimo beso se hace escaso.

Con los ojos cerrados buscas el instante
el click antes del flash instantáneo
perfume, aroma, tacto, piel, calor, frío
sólo quieres robar ese último sabor.

Se deshace entre los jugos de tu saliva
esa última cucharada que derrites
lentamente entre tu lengua, la saboreas
sientes como te llena despacio.

Pero sin abrir los ojos, ese sabor caduco
se desvanece fugaz en tu interior
y las ansias se apoderan de tu instinto
quieres más, quieres interrumpir el tiempo.

Los segundos galopan, hacia tu espalda
la distancia se dibuja rectilínea
y en tu cabeza el mapa de un impulso
mirar atrás, buscar una última cucharada.

Pero la tarrina está vacia cuando la miras
ya no queda nada, solo plástico
en la cuchara se reseca el almíbar
de los escasos últimos besos que le robaste.

La mañana se despierta fría, muy fría
el sol permanece posado sobre las nubes
tus labios resecos, áridos en la resaca
los humedeces en el negro café

...de la mañana siguiente.