Si deseas puedes tocarme, por lo que pagaste puedes acariciar cualquier parte de mi cuerpo, evitar mis labios, pero exitarte por mis curvas, por mis senos, por toda yo, ¿entiendes?, instruía la bella mujer al inexperto muchacho que no sabía si debía concretar su primera vez, iniciarse con una prostituta ¡que bajo!, pero su instinto de hombre se fue incrementando sin dejar que otro pensamiento perturbe la necesidad de sucumbir entre esas dos piernas contorneadas, una perfecta cintura y unos pechos duros, a sus 20 años, esa era la prostituta mas cara del burdel, solo que el dinero que había pagado no era suficiente para que la “totalidad” de los placeres encarnados en una sola mujer pueda ser del disfrute de aquel muchacho, pero él ya no podía más, sus 15 minutos de acariciarla se iban y él iba a quedar a merced de su mano, solitario y sin poder estremecerse realmente frente al cálido cuerpo de una mujer.
La bella, se erizaba, al sentir esos dedos francos, esas ansias locas de poseerla, podía percibir la súplica de un beso, y se conmovió, inclinó su pecho hacia el dorso del joven, lo atrajo suavemente sobre ella, lo ayudó a despojarse de sus prendas, y un beso sincero se poso en la boca del adolescente, éste le correspondió apasionado, cerró los ojos, quiso seguir ese sueño tan real, sus cuerpos desnudos se confundían uno de otro, sabía la teoría del sexo, sólo que esta vez, él era el protagonista de la práctica, estaba fascinado con su suerte, para ser poco agraciado tenía entre sus brazos a una bellísima mujer real, de carne y hueso; ella le facilitó el acceso, pero no resultó tan fácil, mientras él intentaba hacerla suya, ella introducía sus uñas en los brazos del muchacho, pareciera que sentía dolor, pero él ensimismado, prosiguió, hasta que consiguió el vaivén húmedo que esperaba, no se percató por estar tan entusiasmado que la bella, lloraba, que unas lágrimas surcaban sus mejillas, mientras se dejaba besar, mientras soñaba ella también que no era prostituta.
Había sobrepasado el tiempo pactado con la dueña del burdel, y ésta por borracha no se había dado cuenta de la demora; y tendidos sobre el lecho testigo de ese encuentro, el joven le dijo a la muchacha que esta había sido su primera vez y que no tuvo precauciones, por lo ansioso... ella le pidió que se callara, y que se fuera, “pero quiero que sepas que esta ocasión fue especial, porque también fue mi primera vez, irás tú a buscar una pareja, una novia, una esposa, yo esperaré que otros me posean y seguir mi destino como mercancía..”él calló su discurso con un beso tierno...al día siguiente la dueña del burdel encontró la habitación sin la huésped, la maldijo, la insultó... ; y dos jóvenes descubrían de la forma más extraña los misterios del amor.
|