las punzadas que acicalaban la espalda del hombre desnudo, drenaban sin problemas, el paracaídas fundido con las alas.
desplumándolo, la mesa metálica lloraba mercurio. los alfileres que consumaron con su divinidad, continuaban.. continuaban...
los rayos de su bigote cesaron..
cesaron...

bajó a beber queroseno a la fuente. disfrazándose de natural comenzaba a descender. envuelto en escamas inconfusas, aterrizó. caminaba, caminaba... escuchó un sonido con pólvora.
corrió hacia el bosque, donde los árboles del cementerio cantaban. tropezó y se ensució. logró mover la cabeza al este, y fue cuando vio el fantasma.
exhalando humo de su revólver, con la sonrisa petrificada. desenterrada y apestosa. silenció la criatura unicornio. embalsamándose al pasto dejó de titubear. su único último aliento, sedujo al ángel quebrado.

se estaba muriendo por dentro y no sabía lo que sentía. hipnotizado, levitó hacia el cadáver. despidiendo gotas de corazón, bañó de llanto la pequeña canción.

el gemido del copo de nieve inconsciente, bebió un poco de sus ojos. recargando su incandescencia, levantó el brazo amputado.
fulminando el rostro de cristal, la fotografía fue tomada. lentamente, levantándose del suelo... elevándose, y, cayendo.
un aullido dentro de la parábola.

Rápidamente polvoreó sus huesos imaginarios. Transportado irrealmente. Llegó a la luz roja. Intermitente. Una y otra vez. zZ zZ zZ zZ zZ Zz Zz
-¡Súbanlo a la camilla!
-¡Apaguen el fuego!

las ventanas penetraban en los últimos latidos. el sudor de oro de la jeringa perforaba los huesos alados.
disminuyendo la intensidad... poco a poco.. disminuyendo la intensidad...
un respiro más...

las nubes se cerraron con la muerte extranjera pero hogareña. las plumas decorativas perfumaban con velos la cama de arpas.
con un arma mortal, eyaculando en la inmortalidad visitante. -¿Cómo pudo haber pasado esto?

reconstruido en un ave no fénix, ocultó su divinidad en las sombras.
...pudo sonreír de vuelta en casa. desvaneciéndose poco a poco. desvaneciéndose poco a poco...
las telarañas de algodón sepultaron al ángel. sollozas durmieron junto a él por el resto del tiempo.