Ya sé que tenés razón, pero bueno, uno no siempre puede elegir qué quiere hacer, quién quiere ser...
Muchas veces son cosas que se nos escapan... y no es fácil volver a tomar las riendas de una situación. Todo depende del contexto, claro, del tiempo verbal. (¡Pff!)
Que es injusto, que no hay derecho... Claro que no, derecho no hay.
Pero sí, hay sentimiento.
Y nadie dijo en qué cantidad.
Nadie dijo cuánto, desde cuándo.
Y otra vez vuelve a ser injusto, y a ser triste, y a escaparse de las manos...
Y el ciclo se reinicia, y el cerebro no da más, y el corazón no aguanta de sus ganas, de su ahogo, de su desconcierto.
Y las palabras ya no alcanzan, no las hay.
Y si las hay, (¡Uff!) ¿Quién las lee?
Porque es mucho mas fácil resignarse que leer entrelíneas, ¿O no? Y también es mucho mas fácil esperar que apurar al tiempo. Pero, ¿A qué se espera si el tiempo ya se fué?
El tiempo ya se fue.
Y no.
Y late en vos, en mi, en el de al lado.
Porque no es nada, es magia, es invento, es nulo.
Y nunca deja de ser ridículo, el pensar que algún día alguien lo va a leer y va a poder, finalmente, entender el mensaje.
¡JÁ!
...mensajes indescifrables... ¡Y a destiempo!
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