Queridísimos y estimados lectores, ya sé que aquellos que lean algo mío no llegaran a ser más de cuatro o cinco, pero contando que entre ustedes puede encontrarse un ferviente creyente en el más popular dios occidental, es que escribo esto.
Antes de que usted, amiguísimo mío, apunte el mouse a la crucecita de arriba a la derecha para ahorrarse una virtual puteada fruto seguramente de su paranoia, he de aclararle que mis intenciones son puramente pacíficas y están al servicio de mi simple y exasperante curiosidad.

El punto y principal incentivo para escribir éste relato no provino del no poder entender como alguien puede creer en él (o Él, si se prefiere), ya que conciente soy de que se cuentan por miles las variables que justifican aquella actitud hacia algo carente de todo raciocinio; yo incluso me veo afectado por algunas, pero mi foco de atención suele desviarlas hacia otras conclusiones.
Sino, por el simple hecho de no poder entender como en el caso de creer en Él, alguien sería capaz de seguir su ideología: numerosas son las acciones tomadas por Dios que (según la Biblia, una especie de constitución / documento histórico infalible para aquellos que siguen su doctrina) fueron fiel reflejo de una mentalidad agresiva, violenta, necia, y arrogante. Pero si se quiere, estoy dispuesto a perdonarlo por ésta última falta de su personalidad, puesto que no me imagino quien, después de crear el mundo, las estrellas, y al universo entero, no se sentirá algo admirado por su propia magnificencia (pero si se aprecia mi opinión personal, en todo caso salió con numerosos errores de fábrica). Pero, ¿por qué es que pienso que es arrogante?, bueno, mi estimado lector: alguien que cree que la mayor recompensa existente para cualquier ser humano es contemplarlo por toda la eternidad, es evidentemente alguien cuya vanidad trasciende lo saludable y deriva en una clara personalidad histérico-narcisista fuertemente agravada por ser alguien con evidente influencia sobre otros individuos, ¿no verdad?. Otro apunte a agregar sobre esta visión, es que evidentemente nuestro señor (¿con mayúscula?) no creyó necesitar de nadie más para crear la serie de inflexibles normas con las que sus calcos tendrían que regir sus vidas, y así, con una sorprendente falta de matices y mediaciones, es que crea unos mandamientos que evidentemente ni Él era capaz de seguir: “No matarás” (que les pasó a todos los egipcios! Pobrecitos!!!!!!!!!! Los que no murieron quedaron hechos mierda, y estamos hablando también de niños que no tenían ninguna responsabilidad por el trato contra el pueblo hebreo!)
Este punto también, mi prójimo, me ayuda a desembarcar en el famoso diluvio que sumergió y ahogó a toda la humanidad para salvar a sus más fieles seguidores: Noé y su familia, quienes tuvieron la responsabilidad de salvar a un macho y hembra de cada especie animal (¿Y los microscópicos?). Pero!!! No nos olvidemos que así, igual que en las plagas que invadieron a los egipcios, muchos niños –entre ellos recién nacidos- murieron con los pulmones llenos de agua, y ellos, ni siquiera tuvieron la oportunidad de elegir el “buen” camino. Dígame, amado lector, ¿fue misericordiosa la acción del Señor? ¿dejarías que le pasase eso a tu hijo, tu hija, hermano o hermana recién nacido/a?. En el caso de no sufrir locura, supongo que tu respuesta será un contundente NO.
Y (si, “y”) no nos olvidemos de los pobrecitos animalitos, gatitos, cachorritos, mariposas, ositos pandas, etc, que fueron asesinados por las infames tempestades de un loco.

En otro órden de desvaríos psicóticos e inmorales, -siempre conocidas por todos nosotros- recordemos al pobre Job, que se las tuvo que aguantar todas porque Dios, en un acto de arrogancia infame, ignoró todo el sufrimiento de su seguidor para demostrarle algo al Diablo. Para aquellos que sean ajenos a la historia, Satanás le apostó a nuestro Padre que Job, un hombre muy acomodado, solo amaba a su creador por dicha situación socio-financiera y no a partir de la auténtica Fe. Es así, que el Misericordioso, para demostrarle que el afecto que Job le profesaba era puro, fue y le dijo a su némesis algo así como: (aprox.) “mira, vas a ver como le voy a sacar todo lo que le di, pero igual me va a seguir amando”, y así, mata a sus ovejas, caballos, perros, después, hace que sus niños mueran de enfermedades horribles delante de sus propios ojos, al igual que su esposa, que es asesinada por el Glorioso.
La moraleja bíblica de esta historia es que el tipo, siguió creyendo y así se le sustituyó lo perdido, pero aquí no me importa demostrar que Job es un imbécil (personalmente, si Dios mata a mi novia por una apuesta voy y lo cago a palos) y un completo insensible, que se olvida del amor de su vida y su trágica muerte en cuanto le aparece otra mina encima, y ni hablar de sus hijos. Sino demostrar como nuevamente, el Señor pecó por:
a) La apuesta: la apuesta y el juego son pecados, más aún si estos afectan las vidas de terceros.
b) Manipulación: sometió a un ser humano a situaciones extraordinarias, siendo conciente de cuales serían las consecuencias para así refregarle una victoria al Diablo.
c) Asesinato: mató.
d) Tentación: se vió tentado por el Diablo y sucumbió ante él. Evidentemente, éste parecía saber que Dios no podría resistir la oportunidad de adjudicarse una victoria tan sencilla, y así, es que deberíamos considerar que el señor del infierno se llevó los puntos.
e) Perjurios Morales a Terceros: Es de suponer que Job sufrió un shock y numerosas series de tics nerviosos productos de un afecto repentino a su integridad mental, lo cual, desembocó en un serio trauma.

en el caso de que el punto “e” no sea de su agrado:

f) Trampa: Eligió a Job porque sabía que éste era un insensible de mierda, no un fiel seguidor.

Más adelante agregare algún texto más, por el momento espero respuestas.