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Inicio / Cuenteros Locales / jonh / El Infiernillo - Cap. VIII - Dos Arcángeles Legendarios

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“Héroes hay muchos, pero pocos han transcendido el papel legendario para volverse humanos”

En la historia de la humanidad se ha hablado de diversos ángeles y demonios, pero pocas veces algún humano ha oído mencionar de Jonh Rey, el general arcángel, el mitad demonio. Su pareja es conocida como Mónica Dark, es un arcángel pero también es la hija de Lucifer, ambos forman el equipo más fuerte del Paraíso y el mas difícil de controlar. Dios les encomienda las tareas más difíciles, ya que generalmente ellos son los únicos capaces de resolver dicho problema y esta ocasión no es la excepción, cuando la Tierra está a punto de ser tragada por la oscuridad un simple ángel no podrá hacerse cargo, necesitará de ayuda.
En este capítulo hablaremos del papel de un chico de secundaria llamado Alberto y de una chica de su misma edad llamada Milagros, ¿y que tienen que ver con Jonh Mónica? Resulta que ellos dos son las reencarnaciones de ambos, sin embargo, ellos no recuerdan su vida como arcángeles y han tenido una vida pacifica hasta que llegó la hora de necesitarlos.

Fue una noche tranquila, Alberto se hallaba cerrando las cortinas de su cuarto preparándose para dormir, terminó de correrlas cuando vio una luz a través de ellas, se asustó retrocedió y chocó con alguien volvió a girar sobre si para ver a su obstáculo.
- Jonh – le dijo el hombre que vestía unas ropas blancas y sueltas, era un poco más alto que un hombre normal y llevaba un peinado inusual con un cabello largo – general Jonh Rey.
- ¿A quién te refieres? ¿Quién es Jonh? – preguntó Alberto algo sorprendido pero más sorprendido aun de que pueda hablar sin problemas ante el sujeto.
- Eres tú – le dijo el hombre – tu eres Jonh, general arcángel.
- Y… ¿tú eres un ángel? – dijo Alberto calmándose y respirando hondo.
- En efecto, vine a darle esto – el ángel extendió su mano y le mostró un pequeño crucifijo de plata con una cuerda marrón delgada.
- Para mí, ¿para qué?
- Ya lo sabrás – y se desvaneció.
Esa aparición y haber escuchado su nombre le hicieron recordar su antigua personalidad, él aún no se había dado cuenta, pero su carácter había cambiado ligeramente, se tumbo en la cama y se quedó dormido

Lejos de allí Milagros acababa de apagar su computadora y se preparaba de dormir terminaba de vestirse con su ropa para dormir y el estéreo sonaba a un volumen muy alto, repentinamente se cortó, Milagros se acercó a revisarlo, en ese momento una voz le habló por detrás.
- Hija de Lucifer – dijo el ángel y Milagros volteó asustada.
- Mi padre no es un demonio, - dijo algo ofendida pese al susto - ¿Quién eres?
- Soy un ángel y tú eres Mónica Dark.
- Me llamo Milagros – dijo extrañada
- Hablo de tu alma, ahora tienes que prepararte para una serie de eventos en los que tendrás que ser fuerte.
- No hay opciones.
- No las hay.
- Haré lo que esté a mí alcance, pero no vuelvas a aparecerte así – un instante, un segundo, por un segundo fue Mónica Dark.
- Sí, lo siento – dijo el ángel algo presionado al ver la reacción de Milagros y desapareció.
El estéreo volvió a encenderse y Milagros lo apagó sin darle importancia y echándose a dormir, por alguna extraña razón sentía que faltaba algo a su lado y entre sueños fue recordando partes de su pasado, mientras Alberto no recordó nada en toda la noche.

Llegó la mañana siguiente, Alberto se había decidido a confesarse a Milagros de una vez por todas, mientras Milagros tenía la cabeza en Jonh Rey, pero sin saber quien era como humano.
- Milagros ¿puedo hablar a solas contigo? - le dijo cuando comenzó el recreo.
- Si – respondió y acompañándolo hasta el bacón – ¿qué pasa?, Alberto.
- Tú sabes que somos amigos desde mucho tiempo y que hemos tenido una buena relación muy afectuosa y…
- Y...
- Y quería saber si ¿querías ser mi enamorada?
- Ah yo...
- tomate tu tiempo
- Alberto yo solo te quiero como amigo, no es porque no me agrades – si le agrada, y mucho, pero no quiere arriesgar a Alberto, además ella quería Jonh Rey.
- Entiendo – dijo con una melancólica sonrisa – no me lo tienes que aclarar.
Alberto dio media vuelta dolido, si embargo no tuvo tiempo de pensar en sus sentimientos ya que el cielo se oscureció y una sombra pasó a gran velocidad a su lado o al menos eso fue lo que le pareció, Alberto volteó para ver aun hombre de armadura roja y negra con cabello blanco y ligeramente ondulado, en su pecho durante unos segundos brillo una figura similar a la de las picas de los naipes.
Antes de que Milagros pudiera advertirlo del todo recibió un golpe en la nuca y cayó desmayada sobre el brazo derecho del sujeto, esto enojó a Alberto evidentemente, sin embargo, cuando se iba lanzar contra el sujeto este saltó hasta el primer piso.
Ni bien vio que estaba abajo Alberto dio media vuelta y bajó a toda prisa por las escaleras, el sujeto ataca con solo extender su palma como si una fuerza sobrenatural empujara a los demás y los hiciera levitar, Alberto se lanzó a darle un puñetazo pero algo entre él y el sujeto que ahora levitaba le impidió seguir, fue como si se hubiera chocado contra un muro de espuma y salió rebotado.
Alberto cayó, se incorporó y siguió golpeando el campo que protegía al sujeto, dentro el peliblanco reí burlonamente mirando a Alberto pateando y golpeando desesperadamente.
- Maldición, – exclamó – ¿cómo venceré a este sujeto? Pero… ¿Qué es este sujeto? – estaba sorprendido de su propia reacción y pensó “¿Por qué… siento esta sensación… de emoción?”
Una idea pasó por su cabeza o mejor dicho un instinto, se sacó el crucifijo del cuello y lo enrolló en su puño derecho, volvió a tomar impulso, sin que se diera cuenta iba mas rápido de lo normal, su puño atravesó el campo y logró acertarle en el hombro derecho destrozando la hombrera que lo protegía y destrozándole el hombro el cual ce quebró como al romper cerámica y Milagros cayó al suelo. El demonio alzó vuelo mientras su hombro volvía a su estado normal.
- Nos volveremos a ver; – dijo el hombre – y en esa ocasión te arrancaré la cabeza – le dijo a Alberto señalándolo.
- Al menos dime tu nombre y lo que eres – dijo.
- Me llaman Radown y soy un demonio al servicio de Lucifer.
- Radown, hasta la próxima. – dijo Alberto esbozando una sonrisa hasta que Radown se esfumó en los cielos.
Esa forma de actuar un tanto arrogante era de Jonh Rey, Alberto se sorprendió de lo que había dicho y hecho recobrando su antigua personalidad trató de atender a Milagros y despertarla.

El incidente fue tratado como una alucinación colectiva y no se le dio mayor importancia, Milagros se volvió mas introvertida en los siguientes días mientras Alberto se hallaba desconsolado, tres dìas después de los sucedido un ángel se le apreció nuevamente, esta vez en un callejón cuando pasaba por la calle.
- Buenas tardes – dijo el espíritu celestial escondido mientras Alberto pasaba – debemos irnos.
- ¿A dónde? – dijo Alberto sorprendido y algo gruñón retrocediendo e ingresando en el callejón algo angosto.
- Al Infiernillo. – dijo el ángel sin ningún animo
- Y ¿Dónde queda? – dijo Alberto algo molesto.
- No importa, es hora de que cumpla con su misión.
- No me importa – dijo desanimado - vamos.
- Muy bien.
Todo a su alrededor dio vueltas y se vio sumergido por la oscuridad, cuando esta se desvaneció aparecieron bajo un cielo naranja y una tierra de un naranja mas fuerte, el ya conocido infiernillo con sus ruinas y demás.
El ángel se puso en marcha y le hizo un ademán a Alberto para que lo siga, este se encogió de hombros y lo siguió.

Mientras caminaban el ángel le contó su vida como Jonh Rey, el origen de sus padres y de él mismo, esto produjo que Alberto se compenetrara más con su lado arcángel, nuevamente vio brillar una gema en el pecho del ángel como la de Radown. Interrumpió al ángel y se lo preguntó
- ¿Me podrías decir que es esa gema que llevaba Radown en el pecho?
- Esa gema es el centro de poder del alma, el corazón. Si llegara a romperse se convertiría en polvo; dependiendo de sí es demonio o ángel, varia su forma y solo las almas con un poder lo suficientemente alto logran tener un corazón personalizado.
- ¿Quiénes son esas almas?
- Dios, Jesucristo, El Espíritu Santo, el arcángel Gabriel y el mismo Lucifer.
- Tanta platica pero todavía no me has dicho tu nombre.
- Se me olvidaba, me llamo… Issaul.
En ese preciso momento alguien se apareció frente a ellos se trataba de Radown, se le veía ofuscado y no era para más después de lo que Alberto hizo.
- ¿Que tenemos aquí? – Dijo el demonio – un ángel y un mortal.
- Quédate atrás; – dijo Issaul – yo me encargaré.
- Si como no y yo soy un santo – dijo Radown.
- Calla, no permitiré que toques a Jonh. – dijo Issaul de forma tajante.
- Así que ese mocoso es el famoso Jonh, que interesante. Muy bien angelito si quieres pasar deberás destruirme.
- Tú lo pediste – exclamo Issaul mientras desenvainaba una espada.
Ambos pegaron un salto y se levaron varios metros, Alberto miraba expectante todo lo que podía de la pelea, había momentos que no se le distinguía bien y los sonidos de explosiones era seguidos debido as su alta aceleración.
No se podía distinguir quien era el que ganaría; en un momento dado Radown sacó un cuchillo largo y ancho y logró alcanzar a Issaul cortándole medio rostro, Radown no empujó contra una de las ruinas se escucharon golpes y luego un silencio, Radown volvió si Issaul.
- Radown – exclamo el joven espectador – yo me encargare de vencerte – dijo apretando los dientes con el ceño fruncido, sabía que no tenía oportunidad si Radown iba en serio, pero no había forma de que el pudiese escapar.
- Tonto – exclamó Radown acercándose a paso lento.
Alberto retrocedía cada vez que Radown se acercaba, de repente Radown desapareció en un parpadeo y al siguiente parpadeo estaba sujetando a Alberto del cogote y levantándolo del suelo.
- Muy bien valiente arcángel – dijo – sé que muerto serias un mayor fastidio así que mejor te descuartizo, comenzare por el brazo... – dijo tomándolo del brazo derecho y comenzando a jalar.
Alberto alzó su mano izquierda hasta su cuello y jaló del crucifijo, rompiendo su cuerda, comenzaba a sentir dolor en su brazo derecho y el aire comenzaba a faltarle, con todas sus fuerzas clavó el crucifijo en el pecho de Radown, se escuchaba como si algo se estuviese cuarteando, Alberto jaló de la cuerda y sacó crucifijo mientras Radown lo soltaba y en su pecho veía brillar su corazón destrozado.
- Maldición – exclamó mientras sé hacia polvo –debí cubrir mi corazón, que idiota soy.
- Eso último, ni lo dudes – palabras de Jonh Rey, mientras se frotaba el cuello y flexionaba el brazo.
Issaul apareció en ese momento, volando y aterrizó cerca de Alberto.
- Issaul – exclamo Alberto – ¿te encuentras bien?
- Si – respondió el ángel sujetándose un lado de su cara – hasta siendo un mortal eres muy valiente. No te preocupes por mí, debes encontrar a Mónica Dark.
- Pero ¿cómo la reconoceré?
- Busca a Milagros.
- ¡Milagros es Mónica! – esto último le había sorprendido mucho
- Si, ahora apresúrate. – le dijo Issaul casi como un regaño.

Se fue corriendo, en el camino pensando en Milagros, “si Milagros es Mónica ¿por qué me rechaza?” Se decía a sí mismo sin entender el motivo de esto.
Vio que alguien se acercaba, Alberto le sonrió y se acercó haciendo un ademán de saludo y gritando “Milagros”.
- ¿Qué haces aquí? – exclamo ella.
- Bueno... – no lo dejo terminar de hablar.
- No importa ves ese zeppelín necesito que te metas allí.
- ¿Para que? – dijo Alberto extrañado.
- Metete nomás – y Alberto entró en el globo a empujones. De repente la puerta se cerró y el globo comenzó a elevarse.
- Milagros este es un error – gritó.
- El globo te llevara hasta el mundo mortal, – dijo – Alberto no puedes estar aquí; esta misión es solo para mí... y Jonh Rey.
- No entiendes, yo soy Jonh Rey, yo te amo. – dijo mientras la puerta de acero se cerraba
- Tu Jonh, pero ¿cómo?
- Debes creerme. – dijo gritando desde una de las ventanas mientras el globo se elevaba rápidamente imposibilitándole saltar.
- Oh no.
Alberto escuchó una explosión tras él, se volteó y pudo observar un enorme agujero del tamaño de una persona poco después un demonio entro por el, llevaba el cabello blanco y muy largo sujeto por una cola, su tez era muy clara casi blanca y sus ojos de un color gris muy penetrantes, sus alas extendidas se cernían sobre el como una capa inspirando firmeza.
- Maldita sea – exclamó Alberto, aunque se sintió a gusto con la presencia del demonio sin saber explicarse y muy a pesar de su apariencia.
- No temas Jonh estoy de tu lado – le dijo gentilmente – sujeta mí mano, tenemos que bajar.
Alberto la sujeto y el demonio lo bajó despacio, a penas llegaron al suelo el demonio le soltó la mano y se desapareció sin que Alberto lo advirtiese, poco después llegó Milagros.
- Muy bien – dijo Issaul que llegaba en ese instante cubriéndose aun medio rostro – a partir de aquí ustedes andarán solos. Deben encontrar el templo del Infiernillo y destruirlo, pero no se apresuren pronto les mandaremos ayuda. Aquí tienen sus armas; Jonh toma tú sable de Luz – aunque en realidad se parecía mas a una katana – y Mónica te dejo tu báculo de sombras – que llevaba una porra con espinas de un lado y una hoz del otro.
- Bueno Milagros – dijo Alberto – esto podría ser emocionante.
- No lo dudes, Alberto o te llamo Jonh – le dijo Mónica.

Y caminaron juntos bajo el cielo rojo. Sus almas se hicieron una; Jonh Rey Y Mónica Dark se habían vuelto a encontrar como lo hicieron hace millones de años atrás.
Miraron hacia atrás y vieron que Issaul los veía caminar, había sacado su mano y la mitad de su rostro era casi blanca y se podía distinguir un penetrante ojo gris, se quito el disfraz y dijo:
- Adiós, hijo; maldito sable me quemo la mano – mientras veía una marca que le había dejado el sable de luz.
Ikki Rey levantó vuelo y se dirigió a seguir cumpliendo la con el plan para vencer al infiernillo, se perdió de vista, Mónica y Jonh anonadados se volvieron y rieron caminando por el desierto.



Continúa... Capítulo 09

Texto agregado el 18-11-2006, y leído por 263 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
19-05-2007 La historia suena interesante. Pero debes abundar más en los párrafos. A veces las muchas conversaciones dañan el texto. Pero se, que, será una excelente historia. ¡Te felicito por el trabajo! ****Estrellas**** JhonnValentine
18-11-2006 Me gusta eso de angeles y todo.. Pero más que historia de angeles parace una pelicula de ficcion. lovecraft
 
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