“Para toda aventura un héroe, para todo héroe un amor para todo amor mucho dolor”
Una mañana triste cuando despertaba, me arrastre hasta el baño mire el espejo y vi en mis ojos ese ligero aire de frialdad que hasta a mi me sobrecogía, siempre había tenido esos ojos que parecían anhelar algo más de esta vida, me vestí y salí a dirigirme a la escuela, el cielo estaba nublado y las veredas inundadas de agua, caminaba tranquilo rumbo a la escuela, ignoraba que todo estaba a punto de cambiar y no para bien.
En medio del camino me encontré a Alberto y a Adam, ellos serían de mucha ayuda pero esa es otra historia.
Llegando a la puerta me encontré con José y Mateo, mis mejores amigos, luego de un “hola” muy triste seguimos hasta llegar a nuestra aula.
Hoy era miércoles así que tendríamos la primera hora literatura, aunque me gusta mucho escribir, la clase no era tan entretenida como lo esperaba, pero no estaba mal.
El profesor entró y escribió él titulo en la pizarra que decía: Los Autores Peruanos Más Famosos.
Justo en medio de la clase vino ella, aunque no era la más hermosa de todas las chicas había un algo que me atraía de ella.
Todos dicen que soy un poco frío, y es verdad, pero cuando veo a Luz me siento vivo, más vivo que nunca, me vuelvo otra persona.
Luz tocó la puerta, entró y se sentó en su sitio. Era muy bella, sus ojos azules como el cielo su cabello castaño y piel suave como la seda. La clase terminó y llegó la clase de historia universal.
Luz suele ser alegre y no es muy inteligente, sin embargo siempre hace su mayor esfuerzo, no es de los que se rindan.
La mayor parte del tiempo que duró la clase me quede viéndola hasta que...
- Juan, -así me llamo – ¿me has escuchado? – dijo una voz a mi lado.
- No lo siento – le dije – no escuche José.
José, un chico flaco no muy alto y con el caballo negro, corto y ensortijado me devolvía la mirada.
- Bueno – dijo él – te decía que dejaras de fijarte en Luz no le interesas, simplemente no te toma en cuenta.
Aunque era muy buen amigo, también era él quien me bajaba los ánimos hasta los números negativos, verán José solía decir siempre la verdad aunque duela mucho.
No lo escuché y seguí mirándola mientras él refunfuñaba y se ponía a hablar con Andrés.
Cuando vi la mochila de Luz, algo me atrajo mucho un palo dorado sobresalía de aquella mochila se parecía al mango de una espada.
Luego llegó la hora de recreo y saqué la comida que había traído, en ese momento me preguntaba porque Luz había traído una espada al colegio.
Las clases se retomaron y apareció el profesor de aritmética no era exactamente un profesor con poder de controlarnos, tenia una voz apagada casi inaudible, mientras todos saltaban de aquí para halla el profesor trataba de calmarnos con su “vocecilla".
La clase de aritmética pasó rápidamente, llego biología, aquel profesor era uno de los más antiguos de todo él colegio, solía hacer bromas, burlarse de los demás y agarrar las cosas sin pedir.
Sería inútil seguir hablando del colegio por hoy, no hay nada más que tenga algún interés.
Luego a la hora de salida Luz se fue con su amiga Jazmín, decidí seguirlas, tenia curiosidad por saber sobre “La Espada De Luz”; ya había caminado mucho pero ya después de quince minutos nos encontramos en una calle desierta, solo estaba Luz, Jazmín ya se había marchado, la joven sacó la espada de su mochila era un poco rara no como las espadas simples que había en el museo, rectas y con el mango recubierto de cuero; no, esta espada era enorme por lo cual me sorprendía que Luz pudiera levantarla, ya que ella no era fuerte, mejor dicho carecía de fuerza, también tenía adornos tanto en el mango como en la hoja de la espada, la unión entre el mango era un enorme gema verde en forma de rombo de la cual brotaba dos alas doras hacia arriba.
La chica levantó esta espada apuntando hacia el cielo y desapareció, sin dejar rastro Luz y su espada se esfumaron.
Camino a mi casa me preguntaba que había pasado con Luz, y si alguna vez la volviese a ver.
Luego del almuerzo, fui a casa de José, aguaité por la ventana que tenía la cortina entre abierta y ahí estaba Luz el único problema era que se besaba con José… contuve mi rabia hasta que se fue Luz, lo cual no demoró, salió rápidamente sin decir nada más que un hola y chao.
En cuanto Luz se fue lo cogí a José del polo y comenzamos a discutir.
- TRAIDOR – dije – ¿CÓMO PUDISTE?, TÚ ERAS MI AMIGO.
- LASTIMA – dijo – TE ATRASE.
- ERES UN MALDITO.
- SÍ, LO SÉ.
- TE MATARIA SI PUDIERA.
- INTENTALO.
No me contuve mas me lancé sobre él y comenzamos a pelear, era fácil saber que José saldría mal parado, yo era más fuerte que él, pero opuso mucho resistencia, tanto que me hizo sangrar la nariz.
Ya en el piso sin fuerzas estaba José, yo estaba exhausto en una silla, cuando miré a la ventana vi una cara sonriente; no una sonrisa alegre, no, era una sonrisa burlona; en la ventana estaba Luz riendo, burlándose; no podía creerlo pero en cuanto volteé para ver a José. Ella ya había desaparecido.
Salí rápido de ahí y Me dirigí a mi casa apenas llegué me desplomé en mi cama, no sé cuanto tiempo dormí, pero cuando desperté ya era muy de noche, mis padres ya estaban dormidos, ya que no podía recobrar el sueño me senté en mi escritorio y me puse a escuchar música, mientras trataba de tranquilizarme después de lo ocurrido.
Desconozco los motivos por el qué me volví a dormir, tal vez fue por que me relajé con la música, tal vez por que me dolía la cabeza, pero tuve un sueño muy raro.
Estaba en medio de un desierto, el cielo era naranja al igual que la arena, no se veía nada mas que las rocas y la arena, este paisaje me hizo pensar que debía estar en Marte el cual era totalmente rojo, pero no, estaba en un lugar muy diferente.
Mire al cielo y me pareció ver pájaros que volaban sobre mi cabeza como buitres esperando a que me muera para comer mi carne; me quedé sentado ahí por mucho tiempo, no estaba sorprendido del ambiente, sino que estaba sorprendido de no estarlo, era como si ya conociera ese lugar.
Vi a lo lejos un pequeño grupo de personas, estas andaban encapuchadas y vestían túnicas que llegaban hasta sus pies, decidí seguirlos, después de todo no tenía nada mas que hacer.
Con sigilo caminé detrás de ellos, no quería que supieran que estaba allí, llegamos hasta un gran templo, en cuyos muros se podían ver gravadas figuras demoníacas en alto relieve, en un principio me asusté pero me tragué mi miedo e ingresé a aquélla construcción tan terrorífica.
Gigantescas columnas se elevaban hasta desaparecer en le oscuridad, los seguí hasta un altar en medio de un vestíbulo donde había cientos de aquellos sujetos encapuchados.
En ese momento escuché una campana dentro de mi cabeza, pero no era importante en ese momento, una figura se acercó y coloco una espada, esta espada era idéntica a la de Luz, por un momento me aterré pensé que le había pasado algo, pero mis miedos se fueron rápidamente ya que Luz estaba bien, demasiado bien, estaba parada en el altar junto a otros jóvenes que no conocía, ella me miró con una sonrisa picara en su rostro, en ese instante todo me dio vueltas y desperté acostado en mi escritorio, eran las ocho de la mañana.
Me vestí lo más rápido que pude, ignorando el frío sudor que brotaba de mi cuerpo, cogí mi mochila y corrí con todas mis fuerzas rumbo al colegio, solo había un problema en lugar del colegio ahora se hallaba un edificio hecho de enredaderas, esto me provocaba escalofríos pero igual entre, presentía que Luz estaba dentro de esta trama.
Los niños corrían por doquier, seguí corriendo hasta llegar al patio allí en una pared había un hoyo de donde brotaba la hiedra, mientras evitaba las ramificaciones me percaté que la enredadera comenzaba a llevarse a los chicos, pasé de largo y me dirigí a mi aula, debía detener esto desde raíz; subiendo me encontré con Mateo, seguimos corriendo y le pregunte ¿qué había ocurrido?
- Luz apareció tarde como siempre – me contestó con un leve temblor en su voz – pero de repente, sacó esa cosa de su mochila y rompió la puerta, fugó hacia abajo; pero los profesores la acorralaron.
- Y ¿qué paso?
- Pues rompió la pared y esa cosa salió, y comenzó a llevarse a todos
Al llegar al salón, solo había una persona y no era la que deseaba ver, José estaba tumbado en una esquina con el brazo roto, Mateo lo ayudó a erguirse y en contra de lo que yo esperaba se me acerco y me pidió disculpas.
- Lo siento – dijo sin mirarme a los ojos – no debía hacer eso, no sé que me pasó solo me deje llevar.
- No te preocupes – dije – eso ya no importa, no fue tu culpa; fue Luz.
A pesar de nuestros miedos volvimos a bajar e intentamos detener la hiedra, sin embargo nuestros intentos fueron inútiles entonces se salió de control y nos llevo dentro del agujero; sentía que mí cabeza daba vueltas y vueltas, creo que estuve inconsciente por un largo tiempo debido a que Mateo y José ya se habían marchado tuve que seguir yo solo.
Ya no había un hoyo estaba en un desierto rojo, seguí caminando y encontré un letrero que rezaba “INFIERNILLO” y todo esto se me hacía tan familiar; era una ciudad en ruinas todo estaba roto y grandes bloques de piedras me obstruían el paso, seguí y luego de un rato divisé dos cruces, me acerqué y pude ver que eran enredaderas que tenían atrapadas a dos personas.
- José, Mateo – dije – ¿qué les ha ocurrido?
- Nada –dijo Mateo – solo nos han colgado aquí, estamos bien, ve donde Luz.
- Pero...
- Sigue – dijo José – luego ven por nosotros.
- Está bien, hasta luego.
Y me fui, corrí tan rápido como dieron mis piernas. Ya cerca al centro de la ciudad, Luz estaba esperándome con su sonrisa picara se acercó y dijo:
- ¿Cómo estas? Juan, tiempo sin hablar, dime ¿por qué estas aquí?, ¿Qué? Vienes a detenerme.
- No – contesté en tono burlón – solo pasaba por aquí.
- Así que estamos de buen humor, Juan.
- Sí, dime ¿cómo obtuviste esa espada?
- La verdad, no me acuerdo muy bien..., creo que me la enviaron en vacaciones.
- Bueno es obvio que no me lo quieres decir.
- Sabes, siempre me has agradado un poco, eres muy atractivo.
- Deja de engatusarme, no funciona.
- Bueno, dime a que has venido.
En ese momento, sus ojos se volvieron penetrantes y de un color rojo sangre.
- Ah..., tu plantita me trajo aquí adentro. – dije con un poco de miedo.
- Ya veo, y no te devoró, increíble ¿y tus amigos?
- Aquí, como Espartaco, luego iré por ellos.
- No, no lo creo.
- ¿Se podría saber porque no?
- Por que tú mueres aquí.
Desenfundó la espada, y se lanzo al ataque; a duras penas sobreviví a tal fiera agresión, y la que vino, y la que vino, y la que vino.
Con mucho esfuerzo, pero sin dejarme llevar por mis emociones, logré acertarle un golpe en la espalda con poca fuerza, pero la suficiente para derivarla; me arrastré hasta alcanzar el arma.
Sin embargo al tocarla me quemé y la solté inmediatamente. Luz se enderezó y saltó hacia la espada, la cogió y siguió la lluvia de ataque, cada vez iba más rápido y más fuerte, el arma me producía cortes profundos que me ardían con el roce del viento, veía a Luz y sus ojos de un rojo igual que la sangre y entonces lo entendí, ¡Luz no controlaba la espada, mas bien la espada la controlaba a ella!, Solo debía coger esa maldita espada y destruirla; Si lograba verla.
Al fin cuando logre coger la hoja de la espada se la arrebate a Luz, pero mi mano estaba ardiendo, encima me corte la palma de la mano con el filo de esta, no importaba estaba decidido a detener esto.
Reuní todas mis fuerzas y empuñe la espada, Luz también la cogió y nos envolvimos en un forcejeo largo y que parecía nunca acabar, dábamos vueltas y vueltas de repente la espada se detuvo estaba atascada, había perforado él estomago de Luz quien cayó al piso ya moribunda; me horroricé “no era posible” me decía “no ella” yo deseaba salvarla no matarla, había acabado con una de las personas que más amaba, quería morirme; los ojos de Luz volvieron a ser de azul como el cielo, me acerqué y me agaché.
- Juan – dijo su voz casi inaudible – acércate.
- Yo no quería – dije entre mis sollozos – lo siento, no quería.
- No es tu culpa, gracias por librarme de esa cosa.
- Luz...
La cogí entre mis brazos y la besé entre los labios fue la primera y última vez que lo hice en este mundo, sus ojos se entornaron hacia mí y con un brillo triste que solo vi en esa ocasión dijo: “Te espero arriba” y se fue, dejo este mundo y me dejo aquí a mí, cargué su cuerpo y regrese, Mateo y José ya se habían librado de su prisión, llegamos al lugar donde aparecimos en ese mundo raro, repentinamente el piso se abrió y caímos creo que no desperté por una semana, pero estaba en una clínica; nada se supo de lo que Luz había causado y la directora ocultó a la hiedra y al hoyo en la pared, nadie supo nada, el entierro de Luz fue tranquilo y pocas personas asistieron.
Lo curioso es que la espada se quedó enterrada en el “"INFIERNILLO" me pregunto si a algún tonto se le habrá ocurrido tomarla.
Continúa… Capítulo 02 |