Y así vuelvo, descalzo al cotejo
prisionero de los versos incautos
que cuya inmaculada certeza
me hacen sentir seguridad verdadera,
esa que en los momentos difíciles, aparece
cual héroe americano que llega victorioso
sediento de falsa justicia, y fulgorosa verdad.
Hoy entrando al abismo de la presencia
volviendo la distancia, un hábito matutino
como si las aves en los árboles
pretendieran no existir, universo cohercitivo
complice de aquella soledad encerrada
en vástagos de furia y piel atormentada
que emana gritos de conmiseración
saliva por los poros, ahuyentando, exfoliando
intentando por todos los medios, purificar...
realizando increibles proezas para lograr,
para llegar a cero y volver a contar.
En las puertas del nuevo día
nos vemos las caras, mirada cabizbaja
hombros caídos, ojeras fulminantes,
ojos inyectados, aspecto ermitaño y cansado
mirada aletargada, a punto de vomitar libertad,
a punto de encontrar la salida, para no volver jamás
malestar diario que se intensifica con la bondad,
que se disipa con aquellos versos que inundan
aquellas rimas que nos inmolan, nos desvelan
que nos quitan el tiempo y lo convierten en nada
donde el concepto de carencia, toma otro significado
muta para convertirse en un animal próspero,
un mamífero alado pletórico de belleza y toxicidad
una oportunidad para dejar de lado las inquietudes
y volar hacía la cuarentena del alma,
que clama enferma por una silenciosa muerte,
por un cambio, una evolución, un anhelo,
solución sincera, humana y eficaz. |