Ha pasado el día, los afanes, los desvelos, parecen florecer en el cansancio, la faena terminó.
Estaba sentada contemplando por la ventana, las gentes caminar, el otoño empieza, las hojas cayendo distraen por un momento su atención, ella pensando en las cosas de la vida, en las cosas de mujer. Aparta la vista por un instante, el cielo se torna azulado, las estrellas aparecen con más brillo. Una de ellas titilando en la lejanìa del universo,parecìa caer y la expresión de su rostro con aquella mirada profunda, la hace ver màs juvenil.
El cansancio la quiere vencer, ella domina todo su cuerpo, se estira, se esfuma a su habitaciòn en donde pronto empieza a sentir su aroma, aquel olor que la hace sentir mujer...
Escapó el día ya, la penumbra de la vida empieza a caer como telón que se cierne duramente en el dormitorio. Se tiende en la cama, se acuesta y se acomoda radiante, sin penas, despierta, bostezando toma una revista, no puede dejar de pensar en ello. Por un instante se ve rodeada de sus brazos fuertes, varoniles, que empieza a rodear su cintura, todo le parece a ella color de melocotón, color rosa, su misma bata es de ese color, realza el matiz de su bello rostro que simula no tener sueño...Sus ojos grandes color miel, pestañas espesas, cejas arqueadas de forma natural, no dejan de sentir ese abrazo que la trastorna, su respiración empieza a agitarse, respira profundo, una y otra vez, empieza a gemir de forma espontánea, ya no está más sola...
el jardín que está cerca del dormitorio pareciera que brilla, los colores de las flores que están sembradas allí parecen coquetear con el hálito de vida que se deja sentir desde ese lugar.
La respiración se hace màs y màs fuerte, toma su pulso, lo revisa, está ardiendo, como si nada pasara en la cama, sus muslos se agitan, sus senos están sudorosos, arregla su cabello que lo tiñó ayer.
Marta María siente ese aliento de amor, sube hasta lo más alto del éxtasis incomparable, ya no puede màs...Suena el despertador que pareciera con su sonido, decirle al oido : "para ya, es tiempo de levantarte"...todo aquel embeleso termina. Abre sus ojos, el esposo duerme, aún ronca profundo, ella débil por el resfriado que pescó ayer, tiene el termómetro en la boca, la temperatura cedió.per