Animal de árboles, de bosques encantados; sin cesar trepas las alturas y bajas a las profundidades. Buscas incansablemente tu camino, llena de pasion y dulzura, buscas amar lo deseado y entregarte toda.
No te ocultas, miras con tus ojos de animalillo travieso, husmeas en las hojas caidas, escarbas en la tierra humeda.
Constante búsqueda, que llegará a su fin cuando de la distancia, de la madre patria a Rapel, golpeé tu puerta del bosque y pida entrar a tu corazon, suave, directo y cálido.
Una mirada entonces y roce de manos ligeras y una ilusión plasmada en una constante realidad.

Para ti ardillita deliciosa.