Eres, la promotora indirecta
de mis mas “alocadas ideas",
Eres, la indicada justificación
que me lleva a arriesgarme a hacer aquellas cosas que una vez imagine;
pero que nunca me atreví a consumar.
Eres como un incidente pensamiento divino,
que no me deja desmayar,
que me da valor y que proporciona aliento a mis sueños de amor.
-Eres la protagonista inesperada de la tragicomedia de mi vida…-
Eres, el encrespado destello de mis atardeceres de esperanza...
luz en la habitación de mis momentos inolvidables,
Mi acompañante invencible…
Expresión de amor Celestial….
Eres, uno de los más importantes motivos de mi agradecimiento
a aquel que en su pensamiento, me tubo por digno de estar cerca de ti.
Y he de confesarte algo:
-Todas las mañanas, mi amado Dios, me lleva a recordarte,
para que no olvide que existen los milagros,
para que no olvide que son tangibles, indestructibles y extremadamente hermosos…-
-¡Eres un milagro, mi Amor; y yo tengo la dicha de conocerte!-.
Y por todo esto, convengo entre encrucijadas, devenires e inútiles dudas,
que Eres una de mis mayores certezas.
Mi innegable e inmerecida tregua,
pues sin saberlo, ni condicionarlo, afectas mi alma
y me inundas de centenares de mariposas imaginarias, que endulzan con su presencia la a veces amarga perspectiva de mi vida de bendiciones.
Y Eres, de forma extraña, mi mayor contradicción;
pero es entonces cuando Dios se encarga de convencerme, de afirmarme en tu amor,
de tal manera,
que no puedo,
no puedo. ni quiero,
dejar de quererte...
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