He buscado y rebuscado entre las basuras aquellas viejas fotos de mi futuro destino que aùn no revelè;
He acariciado las llamas casi rojas de algunos fuegos que nunca llegaron a incendiarse aunque lo deseaban; He olvidado el sabor que jamàs probè pero que siempre tuve en mi lengua; He caminado cangrejoreso hacia atràs intentando repisar las huellas de la senda adecuada; He cascoteado a cada uno de mis fantasmas visitadores-acechadores con el ùnico fin de que se vayan desintegrando y convertirse en un simple pixel; He leìdo trecemilquinientas veces la misma oraciòn sòlo por el hecho raròn de desentenderla un poco; He llorado por los cuatro putitos puntos cardinales, al atardecer y a la mañana o en esas horas donde el mundo se deshilacha; He mentido cobardemente; He fingido mis risas; He abanicado al sol vestido de luna; He visitado mi inconciente de las màs diversas formas y no recomiendo pagar por este tour ni aunque fuese gratis; He tentado a la muerte para conocerla de una vez por todas y la muy hija de puta se convirtiò en huèsped okupa de este envase descartable; He contado todas las estrellas de adelante, de atràs y hasta en nùmeros romanos solamente para aburrirme un poco menos que ayer; He molestado a todos con mis baratijas de perdedor-angustioso-depre; He pensado, repensado, metapensado y superpensado la mejor forma de mantenerme en pie a pesar del viento estùpido que juega en contra; He mutilado todos mis organos para ordenarlos de menor a mayor o en orden alfabètico; He comido; He bebido; He visto a mi alma gemela y cerrè los ojos; He buceado paranoico dentro de las mejores placentas; He parido terrorificos mostruitos sin alma ni corazòn; He escrito onomatopèyicas palabras sin repetir vocales ni palabras esdrùjulas; He comentado al oido pequeños incidentes ocurridos en mis sueños y revividos al despertar; He troquelado, recortado, pegoteado y volver a troquelar las siluetas de algunas musas inspiradoras de canciones hechas por otros; He escuchado tan silenciosamente encandilamientos exquisitos con finales felices que la palabra envidia convive, a la par, con el tèrmino admiraciòn (y los dientes rechinando de bronca), He rezado al dios blanco, al negro, al fosforescente y al dios inventado, acrecentando una forma de ateìsmo simbiòtico, pero creer creo; He levitado, mejor dicho, la tierra bajò unos milìmetros; He sembrado mi nombre en corazones de lentejuelas; He querido cosechar esos corazones de lentejuela; He peleado; He enparchado mis falencias (juro que lo intento); He tè; He malgastado las fortunas que nunca tuve; He levantado la mano y el dedo ìndice porque sabìa las respuestas; He arrinconado mi existencia, cerca de los bordes, para no entrometerme en las miserias de sus vidas y de sus bajadas; He saludado a los aviones cuando pasaban aleteando a otros destinos; He subido; he caìdo; He tropezado; He ido despacio por las velocidades; He amado; He multiplicado amores x mil; He nombrado a mis lunares visitantes ilustres de la comarca lunar; He robado minutos preciosos a la hora; He gritado mis dolores en ayunas; He bailado unicamente con sombras chinas, formando rostros demasiados bonitos; He salpimentado; He empezado; He acabado blancos paisajes de sèmen con espermas como protagonistas; He tratado por todos los medios de usted a quien se lo merecia; He jugado a las escondidas y todavia no me encontraron; He humillado a mis miedos; He vivido ya oncemiltrescientos veintidos suicidios y despertares; He querido que me rescates para sentarnos a la sombra del horizonte. |