Hablame lento,
pero hablame,
no tan solo respondas
ni te despidas omo si tal cosa.

Hablame,
pues sin el aire de tus labios,
nada movería el barco de mi vida,
de velas rasgadas y y sin bandera,
sin timón ni capitán, a la deriva
en un mar de altos y bajos,
olas de rabía y dolor,
y horizontes de soledad sin fin.

La bitacora cuenta la historia
de un tesoro que nunca exisitó,
y cuantos en el mar murieron
por buscar un ensueño,
una quimera de amor.

Las tormentas pueden hundirte,
o pueden llevarte mas lejos
de lo que jamás has imaginado,
en cualquier caso tendrás que aguantar
los embistes de las olas
y el crujir de tu madera.

Por eso, hablame,
no me respondas, por favor,
no me respondas, caya,
y regalame una mirada de tus ojos,
uno de esos tesoros por los que muero,
pues tus silencios dicen mas que mil palabras,
y también pueden herir mas que mil espadas.

Por eso, hablame o caya, pero mirame,
no te alejes, no te alejes entre los arboles
y la lluvia de este contradictorio otoño de renacimiento,
Busquemos juntos los tesoros, ocultos bajo el suelo,
los hijos del bosque, sus venas y sus nervios.

Pero hablame, hablame, que si no muero,
no me dejes entre los arboles,
ni en el cofre del tesoro, ni el baul de los recuerdos,
Sonrie, y todos los tesoros serán polvo al viento,

Le pediré al tiempo tiempo para verte,
y olvidar de nuevo cuanto me rodea,
y tendré miedo, miedo de perderte
sin aún haberte encontrado,
como el tesoro del pirata,
sin pistas, sin ningún mapa,
silva y guiame a donde se esconde tu corazón,
donde se escribe el libro de tu vida,
donde yacen tus pensamientos.

Por eso hablame, di mi nombre una vez mas,
o caya para siempre, pues no puedo verte
sin sonrisas, con lagrimas en tus palabras
lagrimas guardadas, demasiado lejos
de mis dedos de pañuelos.

Por eso, por todo cuanto siento,
hablame, dime que sientes,
toma mi mano, descansa en mi hombro,
pues mi sangre te pertenece por completo.

Llora y sonrie, pero no te escondas
a mis ojos, a mis palabras, a mis manos,
Llora o sonrie, pero nunca sola, nunca

Dejame demostrarme que yo también amo,
que mi corazón de negro y duro basalto,
es hoy magma en mi pecho,
que hoy mis palabras tiene mas sentido
del que nunca han tenido.

Hablame, mirame, sonrie y llora,
caya si así lo quieres,
pero no te vayas entre los arboles
y las caidas hojas de otros tantos otoños,
no te pierdas, no te pierdas
entre los pinos, las setas y los matorrales
cubiertos de verdes espinos
que hoy probararán mi sangre
y mi voluntad.

Mirame y dime
que es lo que sientes,
dime quien soy.