La vida se esta marchando, por caminos de tierras, donde los cristales rotos de tu burbuja de cristal (ya rota) cubren el suelo húmedo por tu sangre, que al avanzar con los pies descalzos, se derrama como las esperanzas que se liberaron de la prisión de tu mente, de la burbuja que se creo a tu alrededor, a ver si podían encontrar la posibilidad, de convertirse en una realidad y no en la utopía de este cadáver casi inerte, que se mueve por costumbre, por lo que se tiene que hacer, conseguir, tener, que ya no siente.

Ya no siente, como la lluvia empapa su cara, ya no siente, como la brisa helada del viento, alivia cuando el sol abraza…

No siente, una caricia en su cama
Ni siente, cuando alguien le dice que le ama
No siente, cuando se desgarra su alma
No siente la sangre que corre por sus venas
No siente a su corazón latir en el olvido
De su esencia, que parece ya muerta


Y la vida se va marchando, por los caminos de tierra, que se están remodelando, para que pasen los vehículos, que no se manche de tierra sus vestidos, aunque enlodado ya este su espíritu, y el hogar este vació, de anhelos, de sueños, de ilusiones que cantaban en medio de la nada.

Las maquinas trabajan, ensamblando las piezas de la vida, intentando comprenderla, más no le interesa respetarla, en la nueva fisonomía que le quieren dar, a su gusto, a su manera, destruyen todo lo demás, no les importa si ella quiere quedar, tal cual como está.

Si quiere que los árboles vivan, que no los talen sin consideración, que no se mate a los animales por pura diversión, que no se hagan guerras, donde niños mueren, donde a nadie le interesa de verdad la opinión de la gente.

Mientras los hilos de la venganza que declara “tú mataste a mi hermano, yo mato a tu gente” la piedad quedo en la remembranzas de un dios supuesto. Y a quien le interesa al niño, que dejan sin padre, que importa la mujer que le arrebatan a su hijo, al soldado que muere en una batalla sin sentido. Que relevancia tiene si ellos no asesinaron a nadie, la venganza simplemente dice “justicia es lo que hago”.

Y el supuesto dios, desde el cielo presuntamente nos ve y pensara ¿Por qué creo a estos demonios? O simplemente se divertirá, porque esta jugando con sus muñecos, o somos simples robot que se salieron de su control. Tal vez nos dio demasiado albedrío en su opinión.

La vida se va arrastrando, por los caminos ya pavimentados, las maquinas ya arrasaron con todo lo que ella les había entregado, los pájaros ya no cantan agradeciéndole el árbol para posarse, lo olivos ya no dan la sombra y el sol quema su piel desnuda. La protección que los atenuaba, fue ya destruida.

La vida pide a sus hermanos; cielo, tierra, agua, fuego. Que la ayuden a hacer conciencia, y un huracán destruye una ciudad, los maremotos no se hacen esperar, las lluvias torrenciales se acercan al lugar y la tierra tiembla para ver si así hace reaccionar. La vida todavía no pierde la esperanza, de que se pueda salvar.