LEYENDAS DEL MAYAB

LA CREACIÓN:

En un principio, al inicio del todo, no existía orden, sólo el agua estaba en reposo, pero con gran poder de creación era inicio del todo.

En medio de la nada se encontraban loas fuerzas creadoras la energía dual Tepeu y Gucumatz “padre y madre de todo lo creado; como estaban solos dijeron:

-¡Que se habrá el mar y surja la tierra!- dijeron.

Entonces de los océanos surgieron montes y llanos. Después dividieron caminos para ordenar en agua: aparecieron los arroyos, los ríos y lagunas. Al observar su obra crearon a los animalitos para cuidar los montes y a unos enanitos para habitar los bosques. De los enanitos sólo pedían gratitud y alabanzas, pero estos no podían hablar para agradecer, por que tenemos que agradecer todo lo que a nosotros nos proporcionen, hay que agradecer a mama y papa por el esfuerzo que hacen al criarnos; estos primeros hombrecitos fueron destinados a ser el alimento de otros seres que habitaban la tierra.

Entonces las fuerzas creadoras se preguntaron:

-¿Por qué no crear seres superiores. Dijo Tepeu
-Si seres inteligentes capaces de reconocer nuestro merito, de hablar y de agradecernos.

Entonces se dirigieron a la rivera de un río y amasaron tierra forjando el barro y con este crearon unos cuerpecitos que dejaron en la tierra, pero aquellos hombres no tenían entendimiento y al acercarse al agua se desmadejaron y deshicieron.

-¿Cómo le haremos para crear hombres pensantes y resistentes, dijo Tepeu
-ya lo tengo hagámoslos de madera, contesto su dualidad, echando suertes con maíz y fríjol tzite.
-Tienes razón, la madera hablara por su boca y todo será alabanza.

Y así empezaron a trabajar, tallando unos bellos muñequitos de madera, sin embargo no tenían entendimiento por que la madera no era capaz de pensar, y andaban por el mundo sin acordarse de las fuerzas creadoras, entonces Tepeu y Gucumatz idearon un castigo para los hombres de madera:

-Enviaremos sobre el mundo una lluvia de brea y resina ardiente, para que los hombres de madera no olviden nunca mas.

Entonces los hombrecillos de madera pidieron ayuda a los animalitos y las cosas que había en la tierra, pero como ellos no habían sido buenos con ellos contestaron:

-Nos comieron y nos maltrataron siempre, no les ayudaremos, fuera, fuera, dijeron los perros y guajolotes.
-Sus mujeres siempre nos maltrataron, nos frotaron sin piedad y nos desgastaron y cuando estábamos inservibles nos arrojaron al rió, dijeron los metates y molcajetes
-ahora nosotros moleremos esa carne quemada, ¡su cuerpo se hará polvo!, añadió un metatillo quebrado de una patita.

Tampoco las ollas ni los comales tuvieron compasión:

-Siempre tiznadas y descuidadas, a mi comadre la olla hasta le volaron una oreja con sus descuidos, lo tienen bien merecido.

-Nos ocupan para echar sus tortillas y poner sus frijoles, si somos útiles para que nos maltratan, un comal, ahora, nosotros quemaremos esa madera que siempre nos daño.

Sin encontrar ayuda por tanto mal que hicieron los muñequitos de madera corrieron a esconderse en, cuevas, cavernas, casas pero de nada les sirvio seguían consumiéndose en la brea ardiente, otros trataron de subirse a las ramas de los árboles, pero estos se doblaban y caían nuevamente a resina candente.

Quedaban pocos de ellos, cuando bajaron los pájaros del mundo de los muertos para perseguirlos, entonces salieron Cotz-Balam y Tukum Balam los jaguares verdugos y los hicieron pedacitos.

Pero unos cuantos pidieron perdón a las fuerzas creadoras y huyeron a los árboles de un gran monte; y al ver su arrepentimiento las fuerzas creadoras les dieron lazos para que así los árboles no los rechazaran… y así surgieron los monos, son los descendientes de esos hombres de madera y los lazos que les dieron se transformaron en sus colas y es por eso que son tan parecidos a nosotros.

Al ver su fracaso, las fuerza dual decidió consultar a cuatro seres existentes, dos de aire y dos de tierra, proponiendo el maíz amarillo y el maíz blanco para el siguiente experimento, Yak el gato montes hablo primero:

-El maíz es grato para comer debe contener una sustancia poderosa por que te sientes fuerte y vigoroso, además es prodigo por que de un granito te da muchas mazorcas.
-Estoy de acuerdo con Yac –aulló el coyote-, el maíz da fuerzas, creo que hará una carne consistente para un ser superior.
-Señor, el maíz refuerza la voz y me permite hablar, un hombre de maíz hablará, razonará y te agradecer, grito la cotorra.
-El maíz da sabiduría y bienestar. ¡No dejen de usar el maíz!. Dijo el cuervo.

Aceptando las sugerencias de estos animales, Tepeu y Gucumatz las fuerzas creadoras los enviaron por el mundo para que trajeran las mejores semillas de todo el mundo.

Ixmucame la abuela de las fuerzas creadoras, hijos de Ixquic la doncella, frutos del milagro del poder de la calavera del Xibalba- fue quien preparo la comida para conformar el cuerpo del hombre.

Del maíz blanco y amarillo se formo el cuerpo de los primeros hombres. Su carne y gordura salieron del maíz, manos y pies provinieron de la misma comida, la cabeza era liza y con el pelo de las mazorcas que se desgranaron, tuvieron el cabello.

Cuatro hombres en total, padres de los Quiches y de toda la raza humana. Se encomendó su fuerza y fortaleza al espíritu de la selva, que es Yumbalam (el aliento del tigre). Esos cuatro tigres, con el mismo espíritu grandioso fueron los primeros hombres que hicieron los creadores.

Un día que despertaron de su sueño las fuerzas creadoras les proporcionaron a cada quien su mujer, a la que encontraron de improviso a un lado de ellos, creándose así la dualidad en la tierra, de estas cuatro parejas descienden todos los linajes maya-quiches, quienes agradecidos decían en sus oraciones:

-¡Ho! Tepeu, Gucumatz, que nos formaste, danos descendencia. Escucha nuestra necesidad de poblar al mundo.

Tres parejas tuvieron numerosos hijos y progresaron haciendo florecer grandes culturas en el Mayab; sus familias se esparcieron por el oriente forjando tierras de esplendor y magia. El cuarto grupo que debió formarse se integro por la intervención del mago Zaquic.

Y así fue como se creo al hombre gracias a Tepeu y Gucumatz a quien le agradecemos habernos permitido existir dándonos inteligencia y regalándonos el maíz alimento sagrado por excelencia.