El título está inspirado en una canción de Dead Kennedy’s de la cual Nouvelle Vague realizó una maravillosísima versión.
Imagínate que ahora invento a Rascón y te hablo de él-
Debo comenzar diciéndote que Rascón no cree en nada de lo que lee pero que sin embargo lee y mucho. Además sueña, dormido, y mucho también. Para él leer no consiste en la oportunidad de formarse una creencia o un sistema de creencias; te repito que sueña que sueña y mucho, mientras duerme; sino en la capacidad de convertir todas las lecturas en polvo de especias. Como cree más en lo que sueña (que al final y al cabo es él) que en lo que lee, guarda todo lo segundo como en un saquito mágico y lo lanza a los ojos de todo monstruo posible con quien se encuentra en sus sueños.
En la oscuridad del sueño se está enteramente solo, como una estrella en el universo, si en esa oscuridad se aparece una presencia, lo más seguro es que querrá o devorarte (la mejor vía de conocimiento) o hablar contigo, pero, en este último caso, es casi imposible que no aparezca el engaño o la mentira porque, realmente, uno mismo conoce poco más, poca cosa, en comparación con lo que a la presencia le interesa; y, como la presencia lo que necesita es saber más para poder así mantener y avivar su fusión nuclear propia lo más seguro es que aunque respondas te devore cuando olfatee que por temor a no poder dar más tomes como recurso a la mentira. En estos casos Rascón lanza polvo de lecturas de su saquito mágico y lo lanza a los ojos o a las narices o a la boca del monstruo o a las orejas, dependiendo de su humor.
Y es que la vida es una cosa tan oscura que fíjate que hasta hay quienes dicen que se es lo que se actúa.
Si se es lo que se actúa es necesario volverse un ser de acción. Pero Rascón estaba convencido de otra cosa, que ya se es acción, y que, cuanto menos Rascón se moviera, es decir, cuanto menos actuara (él lo interpreta como que cuanto menos quemara su acción en movimientos o actuaciones) con más fuerza su acción en su interior se encendería, y más rayo de acción así tendría.
Cuando creas una cosa cree también en lo contrario.
Sin duda alguna el tener un cuerpo es una oportunidad que no debe ser desperdiciada – pero piensa bien en esto: sólo hay dos formas en que el tener un cuerpo es una oportunidad que no debe ser desperdiciada: para el mundo (para lo que rodea al cuerpo) o para ti (para la acción que se halla en el cuerpo). – Así que tenemos dos oportunidades: el mundo o tú. El mundo necesita de acciones que hagan posible su transformación – eso por un lado – y tú necesitas del mundo para tener imágenes o energías (o arte) mediante las cuales poder alimentar tu acción. Ahora bien: es tu acción la causante de que tengas un cuerpo en el mundo, por lo tanto tu cuerpo es circunstancial a ti, no es más que el ducto mediante el cual alimentas tu acción. Tu acción eres Tú y tu cuerpo está ahora en el mundo, el cual (el mundo) puedes creer que necesita de tu acto, de tu actuación, de tu participación en él para transformarlo o para mantenerlo como está, pero también puede ser lo opuesto: el mundo está para ti, no para que lo toques sino para que mediante contemplación, es decir, inspiración, alimentes a tu acción y puedas así generar combustión en tu propia fusión interior. Así que a Rascón lo único que le interesa es mantenerse vivo, que no es lo mismo que vivir, porque esto último se interpreta, y tan equivocadamente, como vivir aquí.
Dormir mucho y mirar con ojos profundos, caminar casi de puntillas sin causar ruidos en la vida, colocar una mano en la pared (no contra) y atravesarla, bajar cuatro pisos de apartamentos en un solo paso, alargando apenitas apenitas la pierna, acariciar la punta de los árboles y luego dirigirse a la ciudad negra en donde los bombillos de colores se desprenden de sus cuerdas y danzan como luciérnagas.
Practicarlo, practicarlo, practicarlo, por el bien de la eternidad.
(Tomado de “El sueño como ejercicio muscular” de Johann Graves.)
Ahora bien, pero ¿para qué sirve el mundo entonces? El que ve – como rascón – y no toca se deja impactar más que el que concibe lo que se ve como cosa para su uso y por tanto (éste último) afecta a lo por él visto y es poco afectado por lo mismo; en consecuencia, el que solo ve, y por tanto se deja impactar, llega a dejarse seducir por lo que podríamos llamar la belleza de las cosas, las cuales son bellas por el hecho de seren libres. Ahora bien, quien se deja impactar por la belleza de las cosas por el único hecho de estaren libres ante los ojos que las mira, alcanza la conciencia de la formación de formas ante su imaginación; formas tales que adquieren cuerpos y posteriormente, en su consolidación, movimiento. Tales formas surgen en la imaginación porque el tacto trastoca, y al no haber tacto ni por tanto trastoque el nivel de energía y libertad que irradian las cosas libres dicen más allá que la mera forma; al ir todo lo libre en su transmisión más allá de su forma aparencial, ese más allá dice de otras formas. Lo ilustro así: Si se es para alguien se canaliza todo lo que se es para ese alguien (hay una adaptación); pero si no se es para cosa específica, el ser en tal circunstancia se disfruta a sí mismo; en consecuencia, si se ve – de esa manera – y no se exige para sí; si se ve y es como si no se existe la potencia de lo visto está en todo su ser para sí y ello impacta. Lo así captado nos remite a muevas formas, las cuales, repito, comienzan a adquirir movimiento. Al haber nuevas formas y movimiento de las mismas nos remitimos a otro mundo, en el cual, mediante el sueño, adquirimos solidez y posteriormente movimiento, movilidad. A menos que ya hayamos estado allí, caso tal, la sorpresa consiste entonces es en estar aquí. ¿Y quién es el responsable?: la fusión interior, aún más que ello: la acción.
Poseyendo dos mundos cualquier cosa es posible, hasta la ética se vuelve posible. Pero como la acción es lo único que realmente interesa (porque todo mundo es circunstancial), más vale aprovechar el mundo para la acción ¿Cómo? Poseyendo la habilidad plástica de transformarlo todo en imágenes – (y teniendo como mínimo dos mundos es posible hacerlo) – y comerciando energéticamente con todas las tales imágenes en las enteras libertades – las nubes surcando el cielo son imagen (y contienen semillas de muchas más imágenes), la ciudad es imagen, las formaciones rocosas son imagen (todas guardan posibles movimientos, el lenguaje no es imagen… pero las voces que surgen de entre algunos lenguajes son imagen. La cabeza de insecto con antenas al que llamamos aparato televisor no es imagen, es realidad, y solo en este plano real debemos comerciar con él; si no es así, caemos bajo su efecto y en lugar de realizar un comercio somos devorados. Así que hay que mantenerse teniendo mucho tacto para poder conservar la conciencia de que el mundo realmente es plástico, pástico-imagen con posibilidad de comercio desde el acto. Si caemos (es decir, si perdemos dicha conciencia), porque l mundo es también tentador – y la tentación surge del lenguaje - ¿Cómo colorear un amanecer? Triste es perder la habilidad de colorear un amanecer y por tanto igualmente perderíamos el vuelo a otro mundo – cuánta mayor la potencia de la imagen con la que se comercia mayor la calidad del mundo (¿re?)descubierto. - (La música sí pudiera parecer pura imagen, pero la música sólo sirve de transporte, de medio de contacto, para con las verdaderas imágenes que se pueden hallar mediante plástica en este mundo, lo cual catapulta energéticamente volviéndonos transmisores – lo que Dostoyesky llama “oración”) –
Habiendo dicho esto último (que triste es la habilidad de colorear un amanecer y que igualmente perderíamos el vuelo a otro mundo) cabría sospechar en la posibilidad de un puente – un mundo tiende un puente a otro mundo - ¿Es dicha sospecha acertada? ¿Existen puentes entre mundos? De que puede haber correspondencia entre mundos indudablemente las hay, pero ello no es facultad del mundo o de los mundos, es facultad de la acción interior y es únicamente esta la que puede otorgarnos la facultad de habitar varios mundos. Ésta es tan profunda que nuestro cuerpo ¡Y nuestra imaginación! Es una circunstancialidad aparente-mente circunstancial de la misma (de la fusión), tanto así que somos producto de Su imaginación – de la necesidad de la acción de mantenerse (su fusión nuclear)
(La de Rascón, no la nuestra).
No saber y morir es llevarse un sentimiento (no a otro mundo, sino a la acción y de ésta es de lo que depende la posibilidad de habitar otro mundo - según las exigencias del mismo y la posibilidad de nuestra acción, (la intensidad de) de nuestra fusión)
Ahora bien: la idea es crear nuevos cuerpos a la acción, esa es la Idea.
(Ahora escucha la canción que en un comienzo recomendé, la versión de Nouvelle Vague, cuyo título es el título).
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