El mapa no es el territorio y el territorio no es lo que pensamos, es mas bien un borroso conglomerado de recuerdos remixado con todo lo que creímos alguna vez que de una u otra manera nos pertenecía, que por alguna razón nos fue dado recorrer. El peaje fue (todavía es) lo que pagué, el alquiler de las intrincadas rutas a veces fue casi gratis, a veces costó demasiado, a veces la aventura no valió la pena, pero la mayoría de las veces si: Me costó fríos en las manos y barro en las botas, me costo innumerables barriletes remontados en los baldíos, que espectáculo cuando volaban hasta las nubes, que desesperación cuando entraban a colear en picada, caprichosos, para morir crucificados en algún cable de alta tensión.
Algunas veces tuve suerte y otras veces también creo que fui afortunado realmente, el sol me acompaña algunas tardes y casi nunca me pasó lo peor que pudo haber pasado. Tras las montañas esta el palacio de la Bruja de la Bella Durmiente de los Hermanos Green que venia con estupendos dibujos de un artista ruso o yugoslavo o algo así. También hay un maravilloso castillo hecho de maderas de cajones de membrillo y lleno de esqueletos que salen de los laberintos de Rasti junto con el profesor Neurus que venía en los chocolatines Jack. En el parque del castillo yo remonto barriletes a los cinco años.
Mas allá esta la tierra del hombre araña que nunca me dejo copiarle el maravilloso mecanismo que le permitía sacar de sus muñecas la telaraña sintética con la que viajaba colgado entre los edificios. Acadia y Nabucodonosor, su primo Nabopolasar junto a una clamidomona de madera balsa que parecía una abeja gigante pintada con temperas Alba. Un dibujo del corazón en cartulina de la mas blanca, sombreado con miles de rayas de lapicera Bic y pintado con los Faber-Castell mas brillantes del universo que descansa para siempre en el armario de la profe de biología. Como quisiera volver a verlo. También esta Saturno en representación del sistema solar: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Anillo de Asteroides, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.
La rosa de los vientos que marca el norte y un sol que sopla "Siembro a los 4 vientos" como rezaba en la tapa pegada con cinta aisladora el Pequeño Larousse Ilustrado. En un puerto hay un faro para los navegantes perdidos en alta mar. En otras comarcas hay un río y unas piedras en ese río y unos arboles en las orillas. El mapa definitivamente no es el territorio pero se le parece en lo inconcluso, lo indefinido, lo incierto, lo mágico...
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