Abro los ojos. Y mi primera visión es el techo. Oscuridad. Cierro los ojos, y sigo sintiendo la oscuridad. Vuelvo a abrir los ojos y me incorporo. Me pongo las zapatillas, ya viejas, y pienso: -“Nena hay que ponerse un poco mas mona en casa”. Camino hasta el salón, y me siento el sofá. ¿Pero que estoy haciendo? Salgo de una cama para venir a un sofá. Y mientras la oscuridad lo inunda todo, se apodera del pasillo, de las habitaciones y de mí. Y ahí sentada en el sofá, enciendo una pequeña lámpara. -“Lo siento compañera lúgubre, un simple clic te ha hecho desaparecer”, o eso me gusta creer.
En una mesa que tengo en mi salón, mi espacio abierto a los que me visitan, ese lugar que me afané en decorar como las últimas tendencias marcaban, porque siempre me inculcaron la premisa de: “La primera impresión es la que cuenta”, la aplique a un salón y no a mi, paradojas de la vida. En esa mesa esta siempre “Mi pequeño libro de reflexiones”.Yo lo llamo así porque queda mejor que decir que a mis 30 años todavía tengo un diario en el que plasmo mis pensamientos, esperanzas, ilusiones y fracasos y últimamente más fracasos y derrotas, “such is life” pequeña. Lo abro y me sorprende ver las entradas para la obra de teatro de mi amigo a la par que psicólogo y consejero, Miguel, que cómo no es el hombre que toda mujer desea pero a él se le va la mirada por los culos masculinos. Y mi sorpresa viene a razón de que pensé que se perdieron el mi caótico bolso, pues no, una pequeña alegría, tuve un momento de lucidez y las guarde a buen recaudo. ¿Voy?, ¿No voy?... Dejemos que la semana pase y si encuentro un acompañante digno, ya se sabe que una mujer, soltera y treintañera sola en el teatro viendo una obra gay, es sinónimo de comentarios como: -“¡Ay la pobre!” o -“¡Qué mal están los hombres para que haya tanta soltera!”.
Al poner las entradas en la primera hoja veo lo que escribí ayer: “18 de Febrero de 2006, y como siempre he dejado cuatro días a cualquier amante secreto que me quiera mandar flores, bombones o cualquier objeto que sea comestible o no, por San Valentín, pero definitivamente cupido me ha dejado por difícil, complicada o quizás no exista ese niño mal intencionado y el amor sea la gran mentira de la humanidad”
¿Y no será verdad? Por mucho que intento buscarle el lado positivo a mis relaciones, ya sean de un mes, dos meses o una hora, lo único que saco en claro son dos cosas, que todos los hombres sino son iguales son muy pero que muy parecidos y que una o uno, porque las leyes del amor son para todos, no debe cambiar por nadie.
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