“Mi miedo”

Me acerco al espejo, observo mi ojo y veo una pequeña luz reflejarse al lado del abismo, comienzo a centrar mi atención en él hasta el punto de caer, la oscuridad me invade, me rodea y me penetra, comienza a despojarme de mis vestiduras, me encuentro solo, desnudo, la angustia se apodera de mi, siento un escalofrío que nace en mi cuello, recorre toda mi espalda y llega hasta mis pies, sudo, sudo gotas frías, una de ellas cae y pasa por todo mi ser, la gota se queda estática en la punta de mi pie, se vuelve negra, oscura y como una bestia insaciable comienza a devorarme, cubriéndome por completo, fundiéndome con mi oscuro entorno, con la tiniebla que me rodea.

Me transformo en una masa amorfa, sin sentido, sin orden; me son extraídos los ojos de la conciencia y las manos de la justicia; mi sangre, la sangre que me hacia estar vivo, que me permitía ser humano, me es succionada a gran velocidad siendo remplazada por una sustancia caliente y pegajosa que se expande y que con el pasar del tiempo, produce en mi una reacción de dolor y desasosiego, siento pánico, miedo, frió, incertidumbre, las dudas me asaltan y junto con ellas una fuerte punzada que me hace estremecer, expulso todo cuanto me hacia mi ser, mis ideales, mis pensamiento, mis convicciones, mis ilusiones, mis sentimientos y mis anhelos; los vomito con mucha fuerza, sustancias asquerosas que adoptaron esa forma de mis odios, resentimientos, rabias y recelos, los cuales se propagaron como una plaga y me envenenaron.

Veo miedos, veo tristezas, veo preocupaciones que surgen de mi, que se reproducen y me ahogan, me acechan y me golpean; no tengo horizontes, no tengo nada, todo lo que yo era se ha consumido, se ha desperdiciado, se ha transformado en lo que mas odio, codicia, despotismo, prepotencia y desconsideración.

El cuadro es horrible, caótico, lúgubre. Es en ese momento cuando me pregunto -¿seré el sueño o la pesadilla de un destino demente y desgraciado?, ¿seré el producto de los desechos de algo o de alguien superior a mi?, ¿seré la consecuencia de mis propios actos, de mi propia perversión? O simplemente ese es mi verdadero yo, mi yo interior.-

La ira me domina, la rabia de no poder hacer nada para evitar esta metamorfosis, este cambio inmundo y nefasto.

Concentro todas mis fuerzas en poder hallar respuestas a los interrogantes que me invaden; y en un esfuerzo hago colapsar esa masa asquerosa en que me he convertido, explotando en un incesante mar de porquería, porquería que hiede a muerte, a poder, a perdición; mis entrañas salen y se esparcen por todo el vacío y de ellas surgen larvas en busca de un nuevo huésped, de una nueva víctima que preste su corazón como incubadora y sus odios, miedos y rabias como alimento, para que ellas, las larvas, continúen dando origen a una generación de seres autómatas y sin sentido, que sin importarles nada van haciendo de su mundo ese grotesco cuadro del que estoy siendo protagonista.

Felices ellos, los autómatas, de poder perder todo sentimiento, consideración, humildad y anhelo, volviéndose insensibles y amargados, lanzando al mundo sus esporas, las cuales retoñaran en pensamientos y obras letales para la humanidad.

Mis fuerzas me han abandonado, el cambio ha finalizado, no hay vuelta atrás, me rindo e invierto mi ultimo impulso en dejarme llevar por la corriente oscura que me rodea, me duele, me duele saber que no pude hacer nada, que no me defendí, que no luche y que me deje vencer tan fácil, como quien quiebra una rama seca.

Este imagen, la imagen de mi fin como ser humano autentico y verdadero, pero del fin no como finalidad sino como muerte sin esperanza, comienza cada vez a hacerse mas pequeña, comienzo a salir del abismo, a ver sus limites, veo el iris, veo los vasos sanguíneos y los pequeños coágulos de sangre arraigados a mi globo ocular, me alejo del espejo, veo mi frente, veo mi rostro desgarrado de dolor, me veo llorando de tristeza por lo que veo, no sé si es lo que he sido lo que soy o lo que seré; solo se que eso no solo lo veo yo...